El asalto ocurrió en Gosford, en la coste este de Australia. Cuando el reverendo anglicano Rod Bower celebraba la liturgia, una decena de fascistas disfrazados de musulmanes interrumpieron el acto, imitando los rezos musulmanes.
Los fascistas pertenecían al Partido de la Libertad, que ha reivindicado el asalto en su página de Facebook publicando un vídeo del incidente, pero también de sus militantes disfrazados y contentos por su puesta en escena.
El Partido eligió la iglesia por su postura favorable al islam y su defensa de los inmigrantes. Uno de los carteles situados al exterior de la parroquia se titulaba “Bendice el burka”.
El día de asalto se podía leer en el mismo cartel “Suerte al equipo olímpico australiano y al equipo de refugiados” y “Apoyamos a la comunidad musulmana, tendemos puentes entre las diferentes religiones”.
Durante el asalto los fascistas se lo recordaron al sacerdote para mofarse de él: “Queremos compartir el islam con Usted, es nuestro porvenir, somos una riqueza”.
El párroco ha confesado que está escandalizado y profundamente afectado por este incidente: “Venir a un recinto sagrado celebrando el acto último de amor para proclamar mensajes de odio… es profundamente chocante”, ha manifestado.
Desde hace meses Australia se enfrenta a una multiplicación de incidentes ligados a la emigración y al islam. El 7 de agosto la policía detuvo a un militante fascista que preparaba un atentado. En junio en Perth, otra localidad de la costa del Pacífico, lanzaron una bomba incendiaria contra una mezquita tras la oración.
El 26 de julio fue degollado en Saint-Etienne-du-Rouvray, en la Normandía francesa, un sacerdote católico llamado Jacques Hamel, un anciano de 86 años que siempre se había caracterizado por su defensa de los emigrantes. Siguiendo el mantra, Hollande culpabilizó inmediatamente del asesinato al mismo de siempre, al Califato Islámico.
Estoy de acuerdo con el articulo excepto por el último párrafo. El asesinato del cura frances lo cometío un yihadista. Se puede y se debe cuestionar las versiones oficiales de estos actos, pero eximir de responsabilidad al Daesh y demás terroristas es un error, al igual que de los Estados complices de estos. Hay que respetar a los musúlmanes pacíficos que no quieren imponer su religión, pero los radicales deben ser considerados enemigos. Por cierto, el espectáculo de estos fascistas bastante lamentable