Según “The Libya Herald”, la muerte de Al Ansari provocó una intensa y precipitada búsqueda del francotirador, sin resultado. Los yihadistas empiezan a estar muy preocupados porque en diez días tres de sus jefes han caído bajo las balas del misterioso tirador, que lleva camino de ser venerado en las redes sociales.
El pasado 15 de enero por la noche caía el sudanés Hamad Abdel Hady, alias Abu Anas al Muhajir, en la carretera de Bengasi o cerca de ella.
“El terror se instalado entre las filas del Califato Islámico tras la muerte de Al Muhajir, disparan al aire para atemorizar a la población al mismo tiempo que buscan al francotirador”, publicaba entonces Libya Prospect citando fuentes locales.
La primera víctima de este tirador de precisión fue, al parecer, Abu Mohamed al Dernaui, muerto el 19 de enero cerca de su casa. Los tres lugares donde ha actuado están muy alejados unos de otros. Al Ansari, abatido la noche del sábado, se encontraba cerca de la universidad de Sirte y el Centro Uagadugou, el antes lujoso recinto de conferencias y eventos donde resistieron Moamar Gadafi y sus leales en el 2011 y donde ahora han sentado sus reales los yihadistas.
Según el periodista italiano Daniele Raineri, tanto Al Ansari como Al Dernaui -ambos libios, el primero procedente de la provincia de Fezzan y el segundo, de la ciudad de Derna, en el este- eran militantes de Ansar al Sharia en Sirte antes de que el Califato Islámico irrumpiera en la ciudad, hace un año. Miembros de Ansar al Sharia fueron pasándose al Califato Islámico cuando esta organización tenía aún escasa presencia en el país, básicamente en Derna. Raineri recuerda que un líder religioso del Califato Islámico, Husein al Qarami -también ex Ansar al Sharia- fue asesinado en julio de la misma manera cuando salía de una mezquita.
Sobre la identidad de nuestro hombre se cree que podría tratarse de un especialista que causó estragos entre los defensores de Gadafi en los últimos días de la batalla de Sirte, de la que los francotiradores fueron protagonistas tanto en el bando rebelde como en el gadafista. El caso es que tampoco se sabe quién fue aquel tirador.
“The Libya Herald” especula con la posibilidad de que exista una red de apoyo al francotirador. Un especialista de este tipo no solo necesita ser capaz de colocarse en el lugar más adecuado y tener vías de escape aseguradas después de efectuar su disparo mortal sino que necesita, sobre todo, información fidedigna sobre dónde y cómo encontrar a sus blancos. De momento, salvo Al Qarami, ninguno de los asesinados por el tirador de elite figura en la lista de los líderes del Califato Islámico en Libia, donde la organización yihadista dispone de más de 2.000 combatientes.
Esta matanza selectiva se produce en vísperas de una anunciada operación militar encabezada por Estados Unidos contra el Califato Islámico en Libia, que podría comenzar en unas semanas.
• Aunque lo haga por dinero, cosa que no es de descartar, es un Santo. Sobremanera si tenemos en consideración que la idea es factible de exportar a tantísimas otras naciones necesitadas de justicia.
• Algún día a mí habréis de darme de 'San Rafael, El Grande': por las muchas y buenas obras y comentarios que os participé.