Los participantes en el evento prendieron fuego a una gran esvástica de madera empapada en líquido inflamable que fue fijada a un árbol mientras ponían de fondo la música de marchas militares nazis.
La emisión ha generado una ola de indignación en Polonia, hasta el punto de que el Ministerio de Justicia ha ordenado la apertura de una investigación para determinar si existe apología del fascismo entre los descerebrados que aparecen en el documental.
El partido gobernante PiS (Ley y Justicia), de carácter ultrarreaccionario y católico, ha pedido frenar las actividades de grupos neonazis en Polonia y ha solicitado un debate parlamentario.
Por su parte, ayer el ministro del Interior polaco, Joachim Brudzinski, se reunió con el jefe de la policía nacional polaca para concretar acciones contra los grupos nazis.
El pasado mes de noviembre los nazis de Orgullo y Modernidad mostraron fotografías de eurodiputados polacos de la oposición en la horca durante una manifestación en Katowice, al sur de Polonia.
Todos los años, cada 11 de noviembre los neonazis participan en la manifestación que celebra la independencia polaca por las calles de Varsovia.
Pero sobre todo los nazis polacos tratan de explotar el catolicismo. El año pasado convocaron la manifestación con el lema “Queremos a Dios”, para reivindicar que el catolicismo es una de las señas de identidad polacas y europeas.
El catolicismo nazi es el ariete de una islamofobia delirante y un racismo feroz. Durante el mitin, el portavoz de última marcha de noviembre, Robert Bakiewicz, dijo que Polonia es el “bastión de la fe y la religiosidad” en Europa, y que reivindicaban “el catolicismo frente al ateísmo impuesto desde Europa”.