Los países que formaron parte de la antigua URSS, como Azerbaián, intentan hacerse con la mayor parte del gigantesco mercado del suministro energético europeo.
En Bruselas los deseos no tienen nada que ver con la realidad. De palabra dicen que están tratando de reducir su dependencia del gas ruso, pero lo único cierto es que el consumo aumenta cada día. En Europa-28 la cuota de mercado del gas ruso se situó en el 35 por ciento el año pasado, mientras que en Alemania la proporción se acerca al 60 por ciento.
Azerbaián quiere un pedazo de ese pastel y el martes inauguró un gasoducto de gran importancia geoestratégica, un paso fundamental para la creación de un corredor de gas destinado a abastecer Europa desde el sur, un proyecto presupuestado en 40.000 millones de dólares.
La ceremonia se retransmitió por la televisión de Bakú y en su discurso el presidente azerí Ilham Aliyev habló de la creación de “un nuevo mapa energético de Europa”. El proyecto se lleva a cabo en un contexto de estrecha cooperación regional entre Azerbaián, Turquía y Georgia, dijo Aliyev, quien agradeció el apoyo de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea.
A unos 50 kilómetros de la capital, Bakú, Aliyev abrió por vez primera las puertas de la terminal de Sangacal, en el Mar Caspio, el tramo del gasoducto que conduce hacia Turquía, país del que saldrá otro gasoducto hacia Europa, llamado Tanap o TransAnatoliano.
Las primeras entregas de gas a Europa desde el gigantesco campo Shah Deniz deberían comenzar en 2020 y se espera que el corredor suministre 10.000 millones de metros cúbicos de gas al año a Europa y 6.000 millones de metros cúbicos a Turquía.
El proyecto reúne tres gasoductos para llevar el gas de los yacimientos azerbaiyanos a Europa a través de Turquía, Grecia, Albania y el Mar Adriático. Con el tiempo, la red tendrá que recorrer un total de 3.500 kilómetros a través de siete países. Una docena de grandes empresas de energía están participando en el proyecto con una inversión total de alrededor de 40.000 millones de dólares.
Las rutas de transporte constan de tres segmentos: el Gasoducto del Cáucaso Meridional (SCP), que conectará los yacimientos del Mar Caspio con Turquía, el Gasoducto TransAnatoliano (Tanap), cuya finalización está prevista para este año, y el Gasoducto Trans-Adriático (TAP), cuyo tramo final termina en Apulia, Italia, y se espera que esté operativo para el año que viene.
En mayo de 2016 el Primer Ministro griego Alexis Tsipras inauguró las obras de construcción del tramo griego del TAP, de 550 kilómetros de longitud.
Paralelamente a la construcción de los tres segmentos del gasoducto, el corredor meridional requirió el desarrollo del yacimiento azerbaiyano Shah Deniz 2, la perforación de pozos y la puesta en marcha de la producción de gas en alta mar en el Mar Caspio, así como la ampliación de la planta de procesamiento de gas natural en la terminal de Sangacal.
Hasta la fecha Azerbaián sólo ha vendido su gas a escala regional, pero el nuevo proyecto podría convertir al país en un actor importante en el sector del gas. La nueva infraestructura permitirá suministrar más gas cada año y que en diez años el país podrá exportar 31.000 millones de metros cúbicos de gas anuales.