La constelación de satélites europeos Galileo es conocida por el papel que desempeña en la navegación y geolocalización cotidiana: muchos teléfonos son compatibles. Pero el sistema europeo de posicionamiento por satélite no se limita al mundo civil.
También tiene un uso militar, ya que está siendo utilizada para bombardear las instalaciones rusas con municiones estadounidenses GMLRS (Sistema de lanzamiento múltiple de cohetes guiados).
Fabricadas por el gigante de defensa estadounidense Lockheed Martin, estas municiones son cohetes disparados desde lanzadores móviles, como el M142 HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System) y el M270 MLRS (Multiple Launch Rocket System). Ambos vehículos están clasificados como lanzacohetes múltiples.
Estos dispositivos son guiados y tienen un alcance de 70 kilómetros, aunque una variante en desarrollo debería permitir ampliar los ataques hasta los 150 kilómetros. Esta capacidad permite realizar disparos profundos, con una fiabilidad superior al 98 por cien.
El sistema de satélites europeo es una buena noticia para el ejército ucraniano porque proporciona una alternativa al GPS estadounidense, al tiempo que reduce la dependencia de ese sistema, lo cual, dada la reciente política exterior de Washington hacia Ucrania, es importante.
A causa de la guerra electrónica, actualmente el teatro de operaciones de Ucrania es uno de los lugares del planeta donde las interferencias del GPS son más frecuentes, a veces con importantes repercusiones en los países de la región y en la aviación civil. Eso plantea un problema fundamental: la mayoría de los sistemas de armas no soportan interferencias de alta intensidad a largo plazo.
La guerra en el espectro electromagnético obliga a los beligerantes a intentar escabullirse. Ucrania está trabajando en drones de combate sin GPS, para que puedan seguir volando y cumpliendo sus objetivos independientemente de las interferencias electrónicas en el campo de batalla.
La interoperabilidad entre los sistemas de armas estadounidenses y los equipos europeos es una buena noticia para el ejército ucraniano. La falta de “ayuda” de Estados Unidos le ofrece otras opciones aprovechar al máximo los equipos, cuya interoperabilidad no es óptima, sobre todo en términos de proyectiles.
La flota europea de satélites es otro ejemplo de la intervención de los 27 en la guerra contra Rusia, que se intensificará con el futuro IRIS2, la versión europea de Starlink.
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