Ayer la cantante ucraniana Jamala y su canción “1944” vencieron en la final del festival de Eurovisión celebrado en el Globen Arena de Estocolmo. Jamala, de origen tártaro, concurrió con una balada dedicada a los padecimientos de su pueblo durante la Segunda Guerra Mundial, que empieza con la siguiente estrofa:
Cuando los extraños llegan,
van a vuestras casas,
os matan y dicen:
‘nosotros no somos culpables’.
¿Se refiere a los nazis? No. Los extraños, los asesinos y los culpables son los soviéticos porque durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno trasladó a unos 250.000 tártaros al otro lado del Mar Caspio.
La propaganda imperialista lo califica como “deportaciones masivas”, pero ni siquiera eso es suficiente y la canción comete dos falsificaciones sutiles: en 1944 los tártaros no sólo fueron trasladados sino asesinados; los responsables de ello fueron (son) los rusos, no los ucranianos.
Da lo mismo que sean chechenos o tártaros. En la URSS, ¿qué pueblo no fue deportado en algún momento? La URSS es sinónimo de gulag, deportaciones y represión y su herencia es la Rusia de Putin, una especie de Stalin resucitado que 70 años después debe penar los pecados cometidos por su antecesor.El imperialismo no pierde ocasión de lobotomizar a millones de personas en toda Europa. La victoria de Jamala ha servido de excusa para que la propaganda se difunda por medio de entrevistas a la cantante: “Esta es mi historia. La historia de un pueblo, tal como me la contó mi abuela, que fue deportada a Asia Central y que perdió a una hija a la que ni siquiera pudo enterrar”, ha dicho Jamala.
¿Su abuela le contó que la culpa de la muerte de su hija en la Segunda Guerra Mundial fue de los soviéticos y no de los nazis? Estamos convencidos de que la abuela era mucho más inteligente que la nieta…
Todo estaba cantado de antemano en el decrépito festival. Aunque en las apuestas previas Rusia era la número uno, al final se impuso el apaño político.
En realidad, todo llegó manipulado desde la selección de la cantante dentro de Ucrania, que también fue una decisión política. Como miembro del jurado, Ruslana, ganadora de Eurovisión en 2004, se convirtió en juez y parte. Defendió el mensaje político de la canción ganadora, una actitud que chocó con la que dedicó al cantante SunSay, máximo rival de Jamala para el triunfo.
La jurado le echó en cara haber cantado en Crimea y Rusia después de la anexión, por lo que cuestionó su patriotismo. “Yo quiero saber cuánto de patriota tienes para decidir si debo votar por ti o no”.
SunSay se limitó a responder que él se sentía ucraniano y que su objetivo siempre ha sido tender puentes culturales con Rusia, una respuesta que no convenció a la jurado.
¿Todavía tenía Usted dudas? En Eurovisión no prima lo musical sino lo patriótico. Por eso casi todas las canciones son… en inglés. Tenía razón Darío Villanueva, director de la Real Academia Española, cuando dijo que una canción en inglés para representar a la música autóctona responde a “un complejo de inferioridad con matices de papanatismo”. Pues Eurovisión está lleno de papanatas.
Ahora bien, en el caso de la cantante tártara, no se trata de papanatismo sino de propaganda: si hubiera cantado en el idioma vernáculo para reivindicar a su pueblo, como procedía, nadie se hubiera enterado del mensaje. Para eso hace falta el inglés.
Lo mismo que muchos de sus paisanos, la cantante Jamala nació en la república centroasiática de Kirguistán, a donde fueron trasladados sus familiares y vecinos.
¿Lo más patriótico es que a Ucrania le represente una cantante tártara?, ¿se ha convertido el actual gobierno fascista de Kiev en portavoz de los derechos de los tártaros oprimidos de Crimea? Cuando Crimea pertenecía a Ucrania, ¿estaban mejor los tártaros que ahora?
Hasta el momento en Eurovisión estaban prohibidas las canciones de contenido político, pero con Ucrania había que hacer una excepción. A Putin hay que pararle los pies como sea, incluso con música.La canción no protesta porque Crimea hubiera formado parte de Ucrania, sino porque forma parte de Rusia. Pero puestos a reivindicar a los tártaros, hubiera sido mejor una canción que reclamara la independencia del enclave o su anexión a Turquía. ¿Por qué no?
Los rusos no supieron contrarrestar el ataque. Se equivocaron de canción. Debieron llevar la Sinfonía “Leningrado” de Shostakovich, dedicado a la defensa de la heroica capital soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
Eso hubiera compensado un poco la propaganda: en la URSS a unos les obligaban a desplazarse y los otros no podían ni moverse del sitio.
Más información:
— La deportación de los tártaros de la Unión Soviética:
A proposito del desplazamiento de los tártaros al este de la Unión, me podrian sugerir algun artículo o página que informe del tema?