Para ello se centraron en el inglés, analizando más de 125.000 mensajes, pudiendo establecer que uno de cada 15.000 mensajes contenía algún tipo de término o expresión calificada como racialmente sensible, lo que implica que el número de comentarios racistas podría verse incluso más que triplicado.
El estudio indica que a diario se generan aproximadamente 3.000 mensajes que reflejan los prejuicios raciales y falta de sensibilidad con otras etnias. De ellos, 2.000 constituyen expresiones verdaderamente racistas, mientras que 100 incitan a que su mensaje de violencia, se materialice en la vida real.
Demos estableció una clasificación de seis formas distintas en las que se emplean los insultos en Twitter. Así, diferenciaba entre:
– el uso ocasional de insultos: el uso despectivo de términos despectivos frente a un colectivo específico, sin ninguna mención a atributos físicos o de comportamiento
– el estereotipo negativo: aquellos usuarios que atribuyen unas características en cuanto a comportamiento y apariencia de forma despectiva sobre una persona o colectivo de una determinada raza o etnia
– el insulto directo: la publicación de insultos raciales dirigidos específicamente a una persona con la intención de herirla verbalmente
– el uso inapropiado: la reclamación de uso de un término propio de una raza o grupo étnico utilizado con connotaciones negativas
– sin ánimo de ofender: es la utilización de vocablos que podrían considerarse racistas, pero fuera de este contexto; en tono de broma y sin maldad aparente
– la apología del racismo: son mensajes que incitan explícitamente al comportamiento racista, especificando incluso una acción o iniciativa determinada
Las conclusiones del estudio indicaron que, por fortuna, la gran mayoría de estos insultos raciales identificados se utilizaban de un modo no ofensivo, sin mostrar un comportamiento realmente racista. Sin embargo, siguen siendo comentarios despectivos que están ahí.
A Demos se le olvidaron incluir los chistes racistas, que son un subgénero que se publicita y propaga a sí mismo, para lo cual se pueden encontrar sitios en internet que hacen colecciones de ellos (2) para que los usuarios demuestren hasta qué punto el fascismo ha calado dentro de cada una de sus células.
En efecto, en contra de una opinión extendida, los insultos racistas no son consecuencia de una educación insuficiente o de una mala educación, sino de una educación fascista, como lo prueba el incidente que se produjo el 18 de enero cuando tres niños de 12 años que vestían el uniforme del centro escolar Viaró de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), perteneciente al Opus Dei, subieron a un tren en el que viajaba una joven catalana de 22 años de origen hindú. Los niños empezaron a largar las típicas frases («putos negros de mierda, mirad a ésta que hay aquí»), mientras le señalaban: «Mirad a esta india. Son todos asquerosos, los chinos, moros, negros, indios son de clase muy inferior a la nuestra, los blancos somos los mejores» (3).
(2) http://lavozpopular.com/chistes-racistas-para-whatsapp/
(3) http://www.antena3.com/noticias/sociedad/tres-ninos-anos-increpan-insultos-racistas-joven-india-barcelona_2017013158908e790cf2c31a5c655d7b.html