El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, señaló que ni Estados Unidos ni los miembros de la coalición internacional desplegados en Incirlik brindan el apoyo aéreo prometido en la ofensiva militar de Ankara en el norte de Siria. En concreto, se trata de una operación turca que tiene como objetivo arrebatar la localidad siria de Al Bab a los yihadistas.
Por su parte, el viceprimer ministro de Turquía, Veysi Kaynak, también ha cuestionado la presencia de las fuerzas de la coalición dirigidas por Estados Unidos en la base turca de Incirlik.
Kaynak ha hecho hincapié en que la cuestión de la utilización de la base aérea por las fuerzas de la coalición y la OTAN está en la agenda del gobierno turco.
Tras el fallido golpe de Estado orquestado por la OTAN contra el gobierno turco este verano, en Turquía hay un intenso clamor popular que demanda la salida de las tropas de la Alianza de la base aérea, ante la que se han sucedido las protestas y movilizaciones.
Los militares golpistas utilizaron la base como un punto de coordinación, lo que llevó al gobierno turco a cerrar temporalmente el sitio y detener al el general de brigada Bekir Ercan, comandante de la base. Erdogan afirmó ante el canal Habar Ay que había tomado estas medidas “para imponer un mayor control civil sobre el Ejército”.
Los altavoces del imperialismo vienen denunciado que tras el intento de golpe de estado del verano del año pasado, Erdogan ha emprendido una amplia purga contra la quinta columna emboscada en el aparato del Estado, especialmente militares y policías.
La base de Incirlik alberga a un importante contingente de fuerzas estadounidenses y es una importante base militar de la OTAN que almacena armas nucleares. Desde ella, las fuerzas de la coalición internacional han lanzado ataques contra Irak y Siria.
En setiembre Merkel se entrevistó con Erdogan para impedir lo que parece cada vez más inevitable: que un país miembro abandone la OTAN.