Omar Ussi, dirigente kurdo de Siria |
La visita del dirigente del espionaje turco a Damasco se produjo un día después de que el primer ministro turco, Binali Yildirim, enviará un mensaje conciliador reconociendo el protagonismo del presidente Bashar Al-Assad en lo que llamó “proceso de transición” en Siria, un término que los sirios no han reconocido.
El establecimiento de una región autónoma kurda en Siria preocupa al gobierno turco, en contra de ciertas opiniones que circulan en los medios alternativos, según las cuales Erdogan pretendería desplazar a dicha región a la población kurda de Turquía.
Otro motivo de preocupación para Turquía es la colaboración entre las milicias de YPG y el ejército de Estados Unidos que, lo mismo que la Unión Europea, utiliza un doble rasero, ya que considera al PKK como organización “terrorista”, pero no a su rama siria PYD-YPG.
Hasta que hace 20 años el PKK inició la lucha armada contra el gobierno turco, la población kurda de Siria era muy pequeña, inferior a un millón de habitantes. No obstante, dicha población fue creciendo con la llegada de una enorme masa de refugiados kurdos procedentes del otro lado de la frontera, del orden de otros dos millones de kurdos.
Al inicio de la guerra, el gobierno de Damasco concedió la nacionalidad siria a una parte de dichos refugiados, les abrió las puertas de la Universidad de Damasco para que impartieran cursos de lengua y literatura kurdas y les entregó armamento para que se defendieran de los ataques yihadistas.
El gobierno de Damasco se ha declarado dispuesto a reformar la Constitución para descentralizar la administración pública y crear una región autónoma en Kurdistán, que es la reivindicación principal del grupo kurdo PYD-YPG.
A pesar de la oposición turca, durante las conversaciones de paz de Ginebra, un representante kurdo, Omar Ussi, se sentó junto al jefe de la delegación siria Bashar Al-Jaafari. Fue la gran sorpresa (desagradable para la delegación turca).