Ankara también está comenzando a abandonar sus puestos de observación en Shabliya, Al Manayir y As Saud en el norte de Siria, que fueron establecidos durante su operación de hace unos meses denminada “Venero de Paz”. La ira del perdedor se manifestó a través de una política de tierra quemada. Los vehículos blindados y equipos de comunicaciones fueron incendiados antes de que el ejército turco se retirara.
“Las tropas turcas destruyeron este punto de control antes de retirarse. Esta es la segunda vez en dos semanas que las fuerzas turcas se retiran de puntos de control que habían establecido en el norte de Siria a lo largo de las fronteras con Turquía”, según Al Masdar News.
Si bien Ankara cuestiona constantemente el acuerdo de Adaná, que solo permite a Turquía avanzar 5 kilómetros de profundidad en el territorio sirio, exigiendo perpetuar su presencia en el norte de Siria, su ejército se ha retirado hacia dentro de las fronteras de Turquía. Es muy probable que los militares turcos se reubiquen esta vez en las fronteras sirias, como requieren los acuerdos suscritos con Rusia.
La potencia de fuego sirio-rusa y el temor a un choque a gran escala con las tropas rusas y sirias no es ajena a estos primeros signos de retirada turca. Mientras que el apoyo ruso continúa desde el cielo, las fuerzas sirias utilizaron recientemente un misil balístico Toshka OTR-21 en Idleb contra una fortaleza terrorista. El uso de Toshka no es nuevo, pero demuestra la determinación de Damasco y sus aliados para responder a las amenazas de una intervención militar a gran escala por parte de Ankara.
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