![]() |
Mevlut Cavusoglu, ministro de Asuntos Exteriores |
“Vamos a discutir todos los detalles. Siempre hemos llamado a Rusia para llevar a cabo operaciones contra el Califato Islámico”, dijo, como si no estuviera anunciando ninguna novedad.
Desde el 15 de julio muchas cosas están cambiando en Turquía, y muy rápidamente, además. Cavusoglu suele estar en medio de todas ellas, como si quisiera aparentar que corre más de lo que sus pies le permiten.
Las palabras de Cavusoglu quizá se entiendan mejor si se tiene en cuenta que también ha dicho que su gobierno podría equiparse comprando el armamento de otros países, en referencia Rusia y China, y no de los de la OTAN.
Muchas de las expresiones que vienen pronunciando los dirigentes del AKP suenen más a amenaza que otra cosa, lo cual significa que están negociando con Estados Unidos bajo cuerda y sólo cabe esperar para comprobar si Estados Unidos les da eso que quieren conseguir.
Por ejemplo, Erdogan ha dicho que le gustaría a atraerse a Irán e Irak y a “otros países vecinos”, en referencia a Siria, lo cual es mucho más verosímil, ya que la política de su gobierno, a pesar de las evidencias mostradas hasta ahora, es la de “cero problemas” con los vecinos.
Turquía vive una época de “milagro económico” que la burguesía quiere preservar a toda costa. Goldman Sachs dijo que era el país de las inversiones para este siglo. La burguesía quiere aprovechar este momento dulce y sabe que tiene muchas más probabilidades con Rusia y China que con Estados Unidos y la Unión Europea, que dan síntomas de agotamiento.
Sin embargo, como también ha dicho Casavoglu, el gobierno del AKP no va a cambiar el este por el oeste, es decir, quiere mantener un cierto equilibrio, por lo cual habrá que ver, primero, si lo puede mantener, y segundo, si le dejan mantenerlo.
La pertenencia de Turquía a la OTAN no depende sólo de Turquía, en contra de lo que algunos están diciendo. También depende de la OTAN, en cuyos cuarteles se nota ya el nerviosismo, como aseguraba ayer el Washington Post (*) por un motivo de peso: en esta crisis la OTAN tiene más que perder con Turquía que al revés.
Cualquiera que sea el resultado, quienes ganan con esta crisis son Turquía y Rusia y sólo queda saber cuánto son capaces de ganar; quien pierde seguro es la alianza imperialista. De ahí el nerviosismo y las llamaditas por teléfono a Ankara gritando y pegando voces como histéricos.
Descubre más desde mpr21
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.