Turquía cierra el espacio aéreo a los aviones israelíes

En una sesión especial de la Asamblea, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, anunció el corte de sus relaciones económicas y comerciales con Israel y el cierre de su espacio aéreo a las aeronaves israelíes.

Esto incluye suspender todas las importaciones y exportaciones, prohibir la entrada de barcos turcos a puertos israelíes y cerrar el espacio aéreo turco a las aeronaves israelíes.

El bloqueo, dijo Fidan, es una respuesta directa a las operaciones militares israelíes en curso en Gaza, que describió como “genocidio”, con el recurso al hambre como “arma”. Pero eso no es todo: las relaciones entre Turquía e Israel se están deteriorando desde la llegada de los yihadistas al gobierno de Damasco a finales del año pasado.

El miércoles de la semana pasada el ataque israelí en la región de Kisweh, a menos de 10 kilómetros de Damasco, planteó interrogantes sobre el estallido de una guerra turco-israelí en territorio sirio. La magnitud de la operación constituye una extensión del conflicto entre Tel Aviv y Ankara a suelo sirio.

El nuevo gobierno de Siria, capitaneado por Ahmed Al Sharaa, es un espectador pasivo de uno de los choques que se están produciendo en su suelo.

Un guerra larvada en Siria

El motivo del enfrentamiento en Kisweh fue el intento de desmantelar los dispositivos de escucha israelíes en la región de Jabal Al Manea. Los servicios de inteligencia turcos informaron a sus colegas yihadistas de Damasco sobre la detección de dispositivos de escucha avanzados que habían sido instalados en la zona hace más de 10 años por el Mosad y la inteligencia militar israelí.

Los dispositivos se instalaron para controlar las comunicaciones de la Guardia Revolucionaria iraní y Hezbollah. En tiempos de Bashar Al Assad la zona estaba bajo el control de la Guardia Revolucionaria porque era un punto de encuentro entre Damasco, la ruta a Líbano y la carretera que atravesaba el sur de Siria y conducía a los Altos del Golán.

A raíz de la información obtenida de los turcos, una unidad yihadista llegó al lugar y comenzó a desmantelar los dispositivos, con asistencia turca remota. Sin embargo, la operación fue bombardeada por más de 15 ataques aéreos israelíes destinados a impedir la aproximación a los dispositivos y su desmantelamiento; algunos de ellos finalmente se autodestruyeron.

Al mismo tiempo que bombardeaban las instalaciones, las tropas israelíes realizaron una operación aérea que duró aproximadamente una hora. Dos helicópteros con aproximadamente quince soldados participaron en la operación. Los soldados acudieron para desmantelar los dispositivos de escucha y vigilancia restantes, temiendo que cayeran en manos turcas debido a la información que contenían y a la tecnología que Turquía podría revertir para descubrir su funcionamiento y desarrollar dispositivos similares.

Sin embargo, el hecho de que el ataque se llevara a cabo indica que la operación no fue improvisada y que Tel Aviv había estado espiando los operaciones en Siria durante los días previos.

Los informes han destacado las avanzadas prestaciones de estos dispositivos para recopilar información sobre Irán y Hezbolah, que incluían cámaras camufladas equipadas con tecnologías ópticas y térmicas avanzadas, capaces de vigilar los movimientos de tropas y camiones a una distancia de hasta 20 kilómetros durante el día y 12 kilómetros por la noche.

También había sofisticados dispositivos de escucha, interceptación de comunicaciones telefónicas e inalámbricas, incluso las de fibra óptica. También son capaces de analizar las comunicaciones mediante inteligencia artificial. Los sensores pueden detectar el movimiento de materiales sensibles o combustible para cohetes en un radio de entre 200 metros y 2 kilómetros.

En las instalaciones había interceptores para controlar e interferir drones.

Los dispositivos también permitieron a los servicios de inteligencia israelíes espiar la mitad sur de Damasco, desde el aeropuerto internacional hasta Sayyidah Zeinab y las afueras de Deraa, al sur.

Israel pretendía enviar un mensaje a Turquía y al gobierno sirio sobre la demarcación de su zona de influencia en el sur de Siria. También busca imponer su “libertad de movimientos”, a la que se refirió el enviado estadounidense, Thomas Barrack, al afirmar que Israel no reconoce las fronteras de Sykes-Picot. Israel opera donde quiere, cuando quiere. Esto se aplica a Siria, Líbano, Irán, la Palestina histórica, Yemen e incluso Irak en los próximos días.


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