Trump consuma una nueva ruptura. El viernes anunció que pondrá fin a la relación entre su país y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha respaldado a China durante la pandemia.
No es ninguna casualidad que el presidente hiciera el anuncio durante una rueda de prensa en la Casa Blanca sobre la desestabilización de Hong Kong.
En su discurso Trump acusó a la OMS de ser demasiado indulgente hacía Pekín durante la pandemia. “China tiene un control total sobre la Organización Mundial de la Salud, a pesar de que sólo paga 40 millones de dólares al año, en comparación con lo que ha pagado Estados Unidos, que es de unos 450 millones de dólares al año. Hemos detallado las reformas que debe hacer y nos hemos comprometido directamente con ellos, pero se han negado a actuar”, dijo.
“Debido a que no han hecho las reformas necesarias y requeridas, terminaremos nuestra relación con la Organización Mundial de la Salud hoy y reorientaremos estos fondos a otras necesidades urgentes y merecedoras de la salud pública mundial”, añadió.
Luego Trump calificó el comportamiento de China hacia Hong Kong como “una tragedia” para el mundo y anunció restricciones de entrada a Estados Unidos a los estudiantes chinos.
Pekín “no ha cumplido su palabra al mundo de asegurar la autonomía de Hong Kong”, aseguró.
Desde varios días Estados Unidos ha denunciado la Ley de Seguridad Nacional que Pekín quiere imponer en Hong Kong.
Para apretar aún más la soga, Trump también anunció que iba a eliminar las exenciones concedidas a Hong Kong como parte de la revocación de su estatuto especial.
“Esta decisión tendrá un impacto en todos los acuerdos que tenemos con Hong Kong”, añadió, refiriéndose en particular al tratado de extradición.
Hasta ahora las exenciones han llevado a muchos países, como Estados Unidos, a tratar a Hong Kong como una entidad comercial separada de China.
Es un recorte producto del estado burgués americano debido a la crisis capitalista. La circulación de dinero se halla mermada, y eso afecta a la recaudación de impuestos: por poner un ejemplo, las mercancías y servicios en EEUU llevan un impuesto del 25%, sin contar con las tasas aduaneras.
Esto está maquillado como una idea feliz de su muñeco favorito, y presentado como una demostración de fuerza, no como una constatación de insolvencia.