El despido de Tillerson se suma al del general Michael Flynn, acosado por sus negociaciones con Rusia, lo que demuestra que todo lo que concierne a Rusia es un tabú absoluto. En total, 23 altos cargos del gobierno de Trump ya no están en su sitio.
“Las últimas declaraciones públicas de Tillerson, a cuenta de Rusia, no cuajaban demasiado bien con el dubitativo discurso oficial de la Casa Blanca”, explica una agencia (*) en referencia al envenenamiento del espía doble, Serguei Skripal, en Gran Bretaña.
Por eso hay quien dice que la CIA se ha apoderado el Partido Demócrata, aunque también podían haber dicho que es el Partido Demócrata el que se ha apoderado de la CIA, una organización “progre” desde su surgimiento en 1947, en un país donde los “progres” fueron primero anticomunistas (antistalinistas) y ahora rusófobos furibundos.
Estados Unidos vacila desde la época de Obama; en el peor momento posible, cuando tiene todos los frentes abiertos, desde Corea del norte hasta Venezuela, pasando por Rojava.
Los sátrapas del Golfo están detrás del despido de Tillerson. Exigen de Wshington una política más decidida contra Qatar. A comienzos de mes la BBC reveló que Emiratos Árabes Unidos estaban presionando a Trump a travbés de uno de los empresarios que había financiado su campaña electoral y que en Washington se había celebrado una reunión secreta entre Trump y el príncipe heredero de Abu Dhabi.
Los primeros rumores comenzaron en octubre, pero Tillerson negó cualquier divergencia o falta de respaldo. Trump subrayó su plena confianza y sintonía con el secretario de Estado, desmintiendo cualquier insinuación acerca de tensiones entre ambos.
A Tillerson nadie le avisó con antelación. Su despido le ha pillado en plena faena, cuando se encontraba de gira por África, y lo que es peor, le ha llegado a través de la prensa.
(*) https://www.cnbc.com/2018/03/13/tillerson-poison-used-on-ex-spy-came-from-russia.html