“El candidato manchú” es una película estrenada en 1962 protagonizada, entre otros, por Frank Sinatra y Angela Lansbury en una de sus más soberbias interpretaciones.El argumento es una intriga política típica de la propaganda imperialista durante la Guerra Fría: en la Guerra de Corea un grupo de soldados estadounidenses son capturados e internados en Manchuria, donde sus carceleros chinos y soviéticos les lavan de cerebro (porque a todos los comunistas alguien les ha lavado el cerebro).
Uno de los prisioneros pertenece a una prestigiosa, reaccionaria y adinerada familia, aunque su madre es una espía soviética. Al joven los espías del KGB, la agencia de espionaje soviética, le controlan mostrándole una carta: la reina de diamantes.
El objetivo de los comunistas es dar un golpe de Estado en Washington e instalar a su padre en la Presidencia, quien actuaría como una marioneta al servicio de la URSS.
La película, a veces titulada en castellano “El embajador del miedo”, se estrenó en plena crisis de los misiles en Cuba. Se basa en una novela de Richard Condon quien, a su vez, se inspiró en un relato que le hizo un agente de la CIA, que le contó que los soldados que habían caído prisioneros en Corea, padecieron amnesia tras su cautiverio en algún lugar de Manchuria.
En 2004 Jonathan Demme realizó una nueva versión de la misma novela, mucho más conocida, con muchas variantes que le restan expresividad al relato original.
El tiempo vuela. Nadie se acordaba de aquello hasta que el 22 de julio de 2016 Wikileaks publica cerca de 20.000 correos electrónicos internos del partido demócrata en los que se pone de manifiesto el favoritismo de la cúpula del partido a favor de Hillary Clinton y en detrimento de otro candidato del mismo partido: Bernie Sanders.
Como consecuencia del descubrimiento de la manipulación, Debbie Wasserman Schultz, que debía presidir la Convención Demócrata de Filadelfia, dimite de la presidencia del partido.
“No hay mejor defensa que un buen ataque”, debieron pensar en el partido demócrata para esconder su chanchullo interno. Dos días después, el 24 de julio, el coordinador de campaña de Clinton, Robby Mook, afirma en un programa de la CNN que quienes habían pirateado los ordenadores del Comité Nacional del Partido Demócrata y apoderado de los correos electrónicos eran espías rusos.
Luego Mook aseguró también que los rusos publicaron los correos electrónicos para favorecer a Trump. “No creo que sea una coincidencia que esos correos electrónicos fueran revelados la víspera de nuestra convención, y creo que eso es preocupante”, afirmó sin parpadear ante las cámaras.
Mook se refería a que la revelación de Wikileaks había ocurrido cuando el candidato republicano se estaba haciendo más pro-ruso. El presentador resopla ante las cámaras: “Esa es una acusación muy fuerte” y le pregunta por las pruebas que podían respaldar sus insinuaciones.
El jefe de campaña responde: “Necesitamos que los expertos hablen sobre ello. La prensa ha informado que es posible que los piratas que penetraron en la Convención Demócrata de Filadelfia estén trabajando en coordinación con Rusia”.
El muñidor de Clinton se refería a un artículo aparecido en abril en el New York Times sobre un “gusano” informático llamado “Fancy Bear” o APT28 que “parece ser” una creación del GRU, la inteligencia militar rusa.
Desde entonces el partido demócrata y los secuaces de Clinton comienzan a referirse a Trump como la versión siglo XXI del “candidato manchú”. Trump es un agente de Putin, un comunista emboscado que se ha apoderado de las riendas del país más libre del mundo para crear una sociedad totalitaria.
Este inicio de año es como para echarse a temblar. Los comunistas ya no están sólo en Moscú, sino también en Washington.
Más información:
– La ideología dominante es como los zombis: nos persigue por más que se demuestre su falsedad
– Trump, el candidato manchú, y cómo los rojos se han apoderado de la Casa Blanca
– Los hilos que van del Kremlin a Trump pasan por WikiLeaks pero no conducen a ninguna parte
– Las mentiras llegan y se quedan para siempre
– El gobierno británico dirige a los medios en la campaña de intoxicación contra Rusia
– Espías y periodistas: se le atrapa antes al mentiroso que al cojo
Eso es que no han visto la v2.0 de El planeta de los simios. En la escena final ya no aparece la estatua de la libertad, si no el mausoleo de Lenin, cubierto de escombros rojos,blancos y azules…
Pues Putin y sus polonios radiactivos no es que lo dejen en buen lugar. Putin se le ve venir. Aguanta aguanta. Piensa , "el que resiste gana".