Trump baja el tono con Moscú y lo sube con Pekín

Trump ya negocia con Rusia (son asuntos militares), pero con China aún no ha empezado a hablar (son asuntos económicos). Desde principios de febrero Washington ha impuesto una subida del 10 por cien de los aranceles a todos los productos importados de China.

Sin embargo, el miércoles dijo que era posible un acuerdo comercial, porque los imperialistas primero disparan y luego preguntan.

En respuesta a la subida de los aranceles de Estados Unidos, China ha gravado el carbón y el gas licuado procedentes de Estados Unidos al 15 por cien, así como el petróleo, alguna maquinaria agrícola y los vehículos al 10 por cien. Fue una respuesta muy medida.

China sigue siendo, con diferencia, el país con el mayor superávit comercial con Estados Unidos en términos de mercancías: 300.000 millones de dólares el año pasado. Casi el 15 por cien de las exportaciones chinas viajan al mercado estadounidense.

Trump también sugirió que podrían seguir nuevos aumentos de aranceles para los vehículos importados, del orden del 25 por cien. En el tema de los semiconductores y la industria farmacéutica, serán un 25 por cien, y aumentarán drásticamente en el transcurso de un año.

Los aranceles tambien alcanzan a la Unión Europea que, al igual que China, reaccionará si las amenazas de Trump se materializan, dijo el miércoles el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, en un acto en Washington. La Unión Europea es una de las economías más abiertas del mundo, dijo Sefcovic. Más del 70 por cien de las importaciones entran sin ser gravadas.

Sin embargo, Bruselas no cierra la puerta a la negociación para reducir determinados aranceles, en particular sobre los productos industriales.

Trump también anunció que va a imponer aranceles del 25 por cien a la madera y los productos forestales. Según la Comisión de Comercio Internacional (CCI), Canadá es el mayor proveedor de madera de Estados Unidos, lo que representa casi la mitad de las importaciones estadounidenses. Al igual que México, el país también está sujeto a un arancel general del 25 por cien a todas sus mercancías, aunque Trump les ha concedido una tregua hasta el 1 de marzo.

Como hemos explicado, vuelven los tiempos del proteccionismo. Desde su investidura, el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha hecho de los aranceles su principal palanca para reducir el déficit comercial, una política que muestra el declieve industrial de Estados Unidos y que está condenada al fracaso.

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