Logan, una ciudad de más de 300.000 habitantes situada al sur de Brisbane, en la costa este de Australia, frente al océano Pacífico, es la capital mundial del reparto domiciliario mediante drones.
Con el confinamiento esta modalidad de reparto se ha convertido en algo muy común, dice Google en una entrada de su blog del 25 de agosto. Es otra de las consecuencias de la “distancia social” y una manera de impedir el trato directo entre las personas.
Es otro de los aspectos de la nueva normalidad. Los drones, internet y la televisión evitan salir de casa, excepto para trabajar.
De las 100.000 entregas realizadas por Wing, que es el nombre de su servicio de reparto, en todo el mundo, la mitad fueron a residentes de Logan. “Los residentes de Logan han pedido y recibido más de 50.000 entregas directamente en sus casas desde los drones de reparto Wing”, afirma el holding estadounidense.
Durante la primera semana de agosto se han realizado cerca de 4.500 entregas mediante drones. “En promedio, un residente de Logan recibió una entrega de drones casi una vez cada 30 segundos durante nuestras horas de servicio”, dice Wing.
La empresa de reparto se fundó en 2014 y ha estado en Logan durante dos años a modo de prueba, pero el grueso del negocio ha llegado ahora. De hecho, las 50.000 entregas destacadas por Google corresponden a los últimos ocho meses, entre enero y agosto de este año.
Los alimentos son la mayor partida de las entregas, incluidos los paquetes frescos o calientes. Los drones han transportado de 10.000 cafés, 2.700 bandejas de sushi, 1.200 pollos asados, 1.000 bollos y 1.700 bocadillos para niños.
Los drones de Wing pueden llegar a todos los clientes en un radio de unos 10 kilómetros desde su punto de partida y realizar la entrega en seis minutos desde su despliegue. Su capacidad de transporte está limitada a mercancías relativamente ligeras: los paquetes no pueden superar los 1,2 kilos.