La República Checa ha desechado los planes de vacunación obligatoria. El miércoles el Primer Ministro, Petr Fiala, anunció que el nuevo gobierno del país abandonada los planes del gobierno anterior de introducir vacunas obligatorias para los ancianos y los que ejercen determinadas profesiones.
“No queremos ahondar en las fisuras de la sociedad”, anunció Fiala en una rueda de prensa. Se había previsto que los mayores de 60 años y el personal sanitario estuvieran obligados a vacunarse a partir del mes de marzo. Sin embargo, las órdenes ya no seguirán adelante, y muchas personas de la sociedad checa e internacional han expresado su alivio.
Fiala subrayó que el gobierno sigue considerando que la vacunación es la forma más eficaz de hacer frente al coronavirus, pero dijo que el gobierno no obligará a los ciudadanos a cumplirla. El decreto de vacunación obligatoria había sido introducido por el anterior gobierno dirigido por el ANO.
Aunque la tasa de vacunación de la República Checa es superior a la de otros países de Europa Central y Oriental, se sitúa por debajo de la media de la Unión Europea. La tasa de vacunación del país es actualmente del 64 por cien, frente al 56 por cien registrado en septiembre.
En un país de 10,7 millones de habitantes, 6,7 millones se consideran totalmente vacunados. Los informes indican que sólo 2,8 millones de personas en la República Checa han recibido una vacuna de refuerzo.
El nuevo ministro de Sanidad checo, Vlastimil Valek, declaró que la vacunación obligatoria era “un sinsentido desde el principio”.
La decisión de suprimir la obligatoriedad de las vacunas se produjo tras el revuelo causado por los planes. El 9 de enero, miles de personas se manifestaron en Praga contra la imposición, marchando por la capital para protestar contra las vacunas obligatorias para determinados grupos y profesiones.
Los manifestantes se reunieron en el centro de la ciudad para cuestionar públicamente la eficacia de las vacunas actuales y rechazar la vacunación de los niños. Recorrieron la capital coreando “Libertad, libertad”.
Ese fin de semana se produjeron protestas similares, y el sábado 8 de enero hubo manifestaciones más pequeñas en varias ciudades checas. Las manifestaciones fueron en respuesta a la orden del gobierno anterior, a principios de diciembre, por la que se obligaba a vacunar a los mayores de 60 años y a los que ejercían una serie de profesiones, como el personal médico, los policías, los estudiantes de medicina y los bomberos.
En diciembre, el gobierno del Primer Ministro Andrej Babis fue sustituido por otro formado por cinco partidos que ganaron las elecciones parlamentarias de octubre, dirigido por el Primer Ministro Petr Fiala. El nuevo gobierno manifestó su oposición a las vacunaciones forzosas para las personas mayores y se mostró dispuesta a anularlo, pero antes no descartó la vacunación obligatoria para algunos, en función de la evolución de la pandemia.
El gobierno ha anunciado su decisión antes de lo que algunos esperaban, ya que los informes preveían que anunciaría su decisión a mediados de febrero.
“Nonsense from the start”: Czech Republic ditches plans to mandate Covid vaccines