Jean Pierre Bemba |
Bemba fue encarcelado por el Tribunal Penal Internacional dos años después de las elecciones en la República Democrática del Congo. La intervención del Tribunal decapitó a la oposición congoleña, dejando las manos libres a Kabila, un títere de las multinacionales occidentales, para que “limpiara” el país.
Desde 2008 Bemba ha languidecido en las cárceles de La Haya, la capital holandesa, que los africanos consideran una prisión colonial occidental. En 2016 fue condenado en primera instancia a 18 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos por su milicia en la República Centroafricana en 2002 y 2003.
Sin embargo, ayer un Tribunal de apelación anuló aquel juicio y ordenó la liberación de Bemba. La Sala de Apelación admite que el Tribunal de instancia cometió graves errores, absuelve a Bemba y “elimina completamente su responsabilidad penal”, dijo la jueza Christine van den Wyngaert. “La mayoría de la Sala de Apelaciones concluyó que el Sr. Bemba no podía ser considerado penalmente responsable de los crímenes cometidos por las tropas del MLC durante la operación realizada en la República Centroafricana y que, en consecuencia, debe ser absuelto”.
De esa manera el Tribunal devuelve a la República Democrática del Congo a su oposición política que, actualmente, padece una grave crisis electoral en la que las potencias occidentales condenan constantemente lo que califican como “excesos totalitarios de Kabila”, que se niega a convocar las elecciones.
Las sentencias del Tribunal Penal Internacional no son, pues, más que otra forma más de injerencia de las grandes potencias en los asuntos internos de África.
La Federación Internacionmal de Derechos Humanos ha cuestionado las contradicciones del Tribunal de La Haya y su concepción relativista del crimen de lesa humanidad: “El Tribunal Penal Internacional ha adoptado una serie de posiciones contradictorias. Con esta sentencia, parece decir a los señores de la guerra: mientras no estén en la escena, dejen que sus tropas cometan los peores crímenes y las más graves abominaciones”, exclamó Karine Bonneau, miembro de la referida Federación.