Los que siguen hablando de fantasmas, como el neoliberalismo, no lo han pasado bien con la noticia: el 25 de setiembre, al tiempo que recibía a Netanyahu en la CasaBlanca, Trump forzó la venta de la división estadounidense de TikTok a un consorcio de empresas encabezado por Oracle, Rupert Murdoch y un fondo de Abu Dabi.
TikTok factura 16.000 millones de dólares anuales en Estados Unidos y el precio de venta se ha fijado en 14.000 millones de dólares. Pero lo de menos es el negocio; es la última batalla por el control de los flujos de información en el mundo. Si antes la red era el patio de los adolescentes, ahora se perfila como el frente ideológico del siglo XXI.
El pretexto del expolio ha sido el de “proteger los datos de los jóvenes y evitar ingerencias extranjeras”. Trump ha invocado la necesidad de evitar que Pekín acceda a los datos de 170 millones de estadounidenses. El gobierno de Estados Unidos teme un “interruptor de influencia” capaz de amplificar o silenciar temas estratégicos (Taiwán, Ucrana, elecciones) sin dejar huella.
El motivo real ha sido el de poner la red social bajo control de la propaganda israelí. Hasta ahora TikTok era la última gran plataforma donde críticas al gobierno israelí circulaban con relativa libertad. Tras la purga de Facebook, miles de usuarios antisionistas se habían refugiado en la aplicación china.
Mientras el New York Times habla de “acuerdo estratégico para salvaguardar la seguridad nacional”, el sitio árabe The New Arab advierte de la “concentración sin precedentes del poder narrativo en manos de empresas de imagen proisraelíes”. Netanyahu ha calificado a TikTok como la “compra más importante en este momento” por su poder para moldear la opinión pública mundial, especialmente entre los jóvenes.
En España el diario Público resumía que “no es solo un cambio de dueños; es un cambio de límites ideológicos”. “Se cierra el últico grifo de la disidencia”, titulaba por su parte un medio alternativo.
Los amiguetes de Netanyahu en internet
La operación deja al anterior propietario, la empresa china ByteDance, con una minoría accionarial y a Oracle gestionando los servidores en Texas. El propietario de Oracle, Larry Ellison, es también propietario de la Paramount y las cadenas CBS y CNN. Recientemente dijo en una conferencia: “Los ciudadanos se portarán de maravilla porque estamos observando y grabando constantemente todo lo que sucede”.
El apoyo económico de Ellison a Israel es cuantioso y directo. En su momento su donación de 16,6 millones de dólares a la organización “Amigos del Ejército Israelí” fue la mayor que recibieron.
Además del dinero, Ellison ha expresado públicamente y en repetidas ocasiones sus profundos vínculos con el sionismo. En un discurso, se refirió al país como “nuestro hogar”, comparando la concentración de empresas tecnológias en Herzliya con la de Silicon Valley.
Las relaciones de Ellison con la clase política israelí son de alto nivel. Su amistad con Netanyahu es ampliamente conocida, incluyendo visitas del primer ministro a su residencia privada en la isla de Lanai. Ellison llegó a ofrecer a Netanyahu un puesto remunerado en la junta directiva de Oracle.
Un ejemplo concreto de su influencia política se reveló en unos correos electrónicos pirateados de 2015. El entonces embajador israelí ante la ONU, Ron Prosor, le pidió a Ellison que evaluara al entonces candidato presidencial Marco Rubio. Después de cenar con Rubio, Ellison respondió: “Marco será un gran amigo para Israel”. Poco después, Ellison organizó una recaudación de fondos para Rubio y aportó millones de dólares a un comité de acción política que lo apoyaba.
Bajo la dirección de Ellison y de la cabecilla Safra Catz, también firme defensora del sionismo, Oracle ha adoptado una postura pública de compromiso con Israel. Catz ha declarado que cualquier trabajador que no esté de acuerdo con esta misión es “libre” de abandonar la empresa.
A través de su hijo David, la familia Ellison compró The Free Press por 150 millones de dólares, nombró editora jefe de CBS a su propietaria, Bari Weiss, conocida por su postura abiertamente prosionista y por sus campañas contra voces críticas con Israel en el ámbito universitario y periodístico.
Washington acusa a grandes monpolios de apoyar al ejército chino
Ni Huawei, ni TikTok, ni DJI son casos aislados. A Estados Unidos no le basta con cerrar las puertas a China, sino que quiere extender el bloqueo a todas aquellas empresas privadas que comercian con China.
Según un informe del Congreso estadounidense, cinco grandes monopolios continúan vendiendo equipamientos a empresas chinas “vinculadas” al ejército. En Estados Unidos ven chinos por todas partes y exige aún más restricciones frente a Pekín.
El informe, publicado el martes, denuncia el alcance de los vínculos comerciales que persisten, a pesar de las restricciones estadounidenses, entre China y la industria mundial de chips, crucial en la carrera por la inteligencia artificial.
Los cinco monopolios vendieron 38.000 millones de dólares en tecnologías esenciales a China el año pasado, hasta el punto de que Pekín representa el 39 por cien de su facturación.
En el punto de mira se encuentran tres empresas estadounidenses (Applied Materials, KLA Corporation y Lam Research), así como el grupo holandés ASML y la empresa japonesa Tokyo Electron. Les acusan de aprovechar el bloqueo estadounidense a las exportaciones de empresas chinas para aumentar significativamente sus ventas a estas últimas.
Según el informe, el año pasado ASML vendió el 70 por cien de sus sistemas de litografía ultravioleta a China, en comparación con el 26 por cien en 2022. Estas herramientas son esenciales para el grabado de circuitos en obleas de silicio para semiconductores utilizados en inteligencia artificial.
Además de no haber cumplido con las restricciones impuestas a las exportaciones de este equipamiento, los congresistas critican que estos monopolios estén abasteciendo a empresas chinas “vinculadas” al ejército. Los fabricantes de máquinas herramienta extremadamente raras y complejas, destinadas al mecanizado de chips electrónicos, están “vendiendo el equipo necesario para forjar armas y herramientas de vigilancia del futuro”, aseguran.
El informe no puede evitar incurrir en los tópicos de siempre: “Son estas ventas las que han hecho a China cada vez más competitiva en la fabricación de una amplia gama de semiconductores, con profundas implicaciones para los derechos humanos y los valores democráticos a nivel mundial”.
Según el informe, cinco empresas chinas, sospechosas por Washington de tener “vinculos” militares, se encontraban entre los 30 principales clientes de estos proveedores entre 2022 y 2024. Entre ellas se encuentra SMIC, el principal fabricante de chips de China. Sin embargo, otras tres empresas chinas, que se han convertido en clientes importantes de fabricantes de herramientas (SwaySure Technology, Shenzhen Pengxinxu Technology y SiEn (Qingdao) Integrated Circuits, plantean preocupaciones de seguridad.
El Congreso recomienda limitar drásticamente las exportaciones a China, extendiendo las restricciones no solo a los componentes de chips más avanzados, sino también, en etapas anteriores, a todas las herramientas utilizadas para fabricar estos componentes. Los congresistas también piden una mayor armonización de los controles de exportación entre los sicarios de Estados Unidos, en particular los Países Bajos y Japón, es decir, exige que su acólitos se sumen a la política de bloqueo.
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