El coronel del FSB, Vadim Krasikov, fue uno de los que formó parte del reciente intercambio de prisioneros con Estados Unidos. Estaba encarcelado en Alemania por ejecutar en 2019 al criminal Zelimjan Jangoshvili, que durante la Guerra del Cáucaso, según comentó Putin, había asesinado a varios soldados rusos poniéndolos en una carretera y haciendo pasar a un camión por encima de sus cabezas.
Putin también le acusó de cometer un atentado con bomba en el metro de Moscú. Rusia pidió su extradición, que le fue denegada por el gobierno alemán.
Jangoshvili, de 40 años de edad, había obtenido asilo político del gobierno alemán, que incluso le proporcionó una nueva identidad a nombre de Tornike K. Tras su ejecución, los medios se preocuparon de ocultar los crímenes que había cometido en la Guerra del Cáucaso, poniendo el enfasis en que Krasikov había sido enviado a Alemania por el gobierno ruso, o quizá por el presidente checheno Ramzan Kadirov, o por ambos.
Era un caso evidente de “terrorismo de Estado” más que suficiente para tapar el papel de Alemania encubriendo a un criminal de guerra. La ejecución recordó el de Stepan Bandera, otro criminal de guerra nazi, también refugiado en Alemania y ejecutado por el KGB en 1959 en Munich.
Por su parte, Krasikov, de 55 años de edad, formaba parte del grupo de élite Alfa del FSB, en el que sirvió con algunos guardaespaldas de Putin, que le abrazó al descender de la escalerilla del avión tras aterrizar en Moscú.
El juicio en Berlín fue una repetición de los titulares periódisticos. En diciembre de 2021 un tribunal alemán dictaminó que el gobierno ruso había orquestado el asesinato del dirigente checheno en Berlín y condenó a cadena perpetua a Krasikov por apretar el gatillo.
En las sesiones de juicio las acciones encubiertas del gobierno ruso para eliminar a un criminal de guerra en territorio extranjero fueron sometidas a un escrutinio judicial con las puertas abiertas.
“Este asesinato por orden estatal -como lo determinó el tribunal hoy- constituye una grave violación de la ley alemana y la soberanía de Alemania”, dijo la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, en un comunicado tras conocerse la sentencia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán le dijo al embajador de Rusia que expulsaría a dos diplomáticos rusos. Después del asesinato también se produjeron expulsiones de diplomáticos por ambas partes. Otros países también se dedicaron a expulsar diplomáticos rusos para amplificar el efecto mediático de un “crimen por encargo”, como lo definió el tribunal alemán.
Un voluntario de la Segunda Guerra Chechena
Jangoshvili era un checheno nacido en Georgia que fue comandante de pelotón de la llamada “República de Ichkeria” como voluntario durante la Segunda Guerra Chechena.
Había nacido en 1979 en Duisi, una aldea ubicada en la Garganta de Pankisi, una región de Georgia donde vive una gran población chechena conocida como “kists”. Zelimjan terminó la escuela en Pankisi y más tarde se fue a trabajar a Chechenia, donde vivía su hermano mayor Zurab, a finales de los años noventa.
En ese momento Chechenia era conocida como la “República Chechena de Ichkeria”, una república independiente de facto separada de Rusia.
Después del estallido de la Segunda Guerra Chechena, Jangoshvili se unió en 2001 a los secesionistas como comandante de campo. Tenía estrechos vínculos con el antiguo presidente checheno Aslan Masjadov, también ejecutado en 2005 por el FSB.
El hermano de Jangoshvili, Zurab, confirmó que Zelimjan participó en el ataque de Nazran en 2004 contra las fuerzas militares y policiales en la República Rusa de Ingushetia, vecina de Chechenia. Zelimjan resultó herido en la pierna durante la incursión.
Regresó después a Georgia, donde se incorporó a la inteligencia militar. En 2008 la “revolución de las rosas” había conducido a una guerra contra Rusia en la que Jangoshvili también quiso participar. Se especializó en identificar a los “espías rusos”, es decir, a los georgianos que criticaron la política beligerante del gobierno golpista hacia Moscú.
También dirigió una unidad “antiterrorista” en Osetia del Sur durante la guerra de 2008.
Después de varios atentados contra su vida en Georgia, en 2016 buscó refugio en Alemania junto con su esposa y sus cuatro hijos. Fue ejecutado por Krasikov el 23 de agosto de 2019 en Kleiner Tiergarten, un parque de Berlín.
Era mediodía y Jangoshvili caminaba por un sendero boscoso de regreso de la mezquita a la que solía asistir. Ataviado con una peluca, Krasikov se le acercó en bicicleta empuñando una pistola Glock 26 con silenciador. Le disparó tres veces, una en el hombro y dos en la cabeza.
Los restos de Jangoshvili fueron trasladados a Georgia y enterrados en su localidad natal.
La bicicleta, una bolsa de plástico con el arma homicida y la peluca fueron arrojadas al río Spree.
Inicialmente la policía alemana identificó a Krasikov como Vadim Sokolov, un ciudadano ruso de 56 años. Le detuvieron poco después.
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