Hay dos maneras de falsificar los registros históricos de temperatura para “demostrar” la tesis del calentamiento. La primera consiste en bajar las temperaturas del pasado. La segunda consiste en subir las del presente. Por supuesto, ambas se pueden combinar para producir un engaño multiplicado.
Por ejemplo, el farsante Michael Mann, de quien ya hemos hablado aquí varias veces, eliminó el llamado “óptimo climático medieval” para aparentar que a lo largo de la historia la humanidad jamás había conocido temperaturas tan elevadas como las actuales.
Lo mismo ocurre con un artículo publicado en 2020 por la BBC, que aseguraba lo siguiente: “La temperatura más alta jamás registrada de manera fiable en la Tierra, 54,4ºC, puede haberse alcanzado en el Parque Nacional del Valle de la Muerte, California” (*).
La palabra “fiable” es la clave, por supuesto. Hasta ahora el máximo histórico de temperatura era de 56.6ºC y se registró en 1913. Pero la BBC tiene un pretexto para distorsionar el dato: “Algunos expertos en clima moderno creen que [el registro de 1913] fue erróneo, junto con varias otras temperaturas abrasadoras registradas ese verano”.
La matización es interesante porque la BBC no pone en duda una única lectura de temperatura, sino varias, tomadas con diferentes termómetros y en diferentes lugares.
“Según un análisis de 2016 del historiador meteorológico Christopher Burt, otras temperaturas en la región registradas en 1913 no corroboran la lectura del Valle de la Muerte”, añade la BBC.
La cadena británica recurre al “experto” Burt para cambiar la realidad histórica de los registros de temperaturas. Por ejemplo, cuestiona el récord de 55ºC establecido en Túnez en 1931. Tampoco esa lectura es buena porque desautoriza la teoría de un planeta en “ebullición”.
Cualquier dato histórico se puede (y se debe) revisar o invalidar, si hay motivo sificiente para ello, pero ni Burt ni la BBC lo argumentan de manera convincente. Su único objetivo es sostener la campaña de “ebullición” del planeta, donde las temperaturas actuales siempre superan a cualesquiera otras del pasado.
La NASA hace lo mismo: rebaja las temperaturas del pasado para exagerar la tendencia al calentamiento del presente, con la diferencia de que durante décadas estuvo promocionando la tesis contraria: que el planeta se estaba enfriando peligrosamente.
La NASA obtiene sus datos de temperatura de la GHCN (Red de Climatología Histórica Mundial) de la NOAA, el Instituto del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos. Sin embargo, los únicos lugares del mundo con cobertura completa de temperaturas son América del norte y Europa occidental. Faltan datos de los océanos y de más de la mitad de la superficie de la Tierra.
En otras palabras, la mayor parte de los datos de temperatura mundial utilizados por la NOAA y la NASA son inventados. Las series históricas se completan con “cocina estadística”, es decir, con lecturas obtenidas por ordenador. De esa manera, es posible “demostrar” cualquier tesis.
Pero el objetivo de la actual campaña sobre la “ebullición” del planeta no es “demostrar” nada sino mantener a la población en un estado permanente de pánico.
(*) https://www.bbc.com/news/world-us-canada-53788018