El derecho a la libertad de expresión y manifestación está proscrito en Euskal Herria cuando “atenta” a la dictadura de las burguesías españolas y francesas. Ni qué decir cuando se trata de salvaguardar a los fascistas más visibles, independientemente del tema en cuestión. La cuestión es que no puede ser de otra forma porque la España actual no ha roto aún con el régimen que proviene del alzamiento fascista y su maquillaje de 1978.
Para empezar, y unido directamente con la protesta ante la comparecencia en Bilbo del partido fascista VOX (13.04.2019), hay que subrayar que ocurrió lo que tenía que ocurrir. Cada vez que los fascistas vienen a Euskal Herria las vascas y vascos somos multados, apaleados y detenidos/as en nombre de la democracia de quienes nos ocupan y explotan.
Los cipayos (políticos y coercitivos) de los españoles siempre defienden la ley de nuestros ocupantes y enemigos de clase. No es baladí que muchos conozcamos a la variada policía “vasca y navarra” como la Policía Autonómica Española (PAE).
Dicho esto, les preguntaríamos a los que piensan que desde el sistema se pueden hacer muchas cosas vitales para conseguir una Euskal Herria Socialista, ¿por qué el ayuntamiento de Bilbao no se persona como acusación particular ante la salvajada que hizo la PAV el día cuatro de abril del presente año? (entre otras, romperle la mandíbula a una joven y multarle con 200 € por injurias) ¿Por qué ante una violación machista aparece en los medios de comunicación la convocatoria de protesta de los ayuntamientos (todos los partidos a una) antes que las organizaciones feministas y diversos colectivos populares, etc.? La respuesta parece evidente. La mandíbula rota demuestra con el ejemplo quien es el que manda aquí. “Encabezar” las denuncias de las violaciones y el acoso sexual, no es que les salga gratis, sino que les da rédito. Mientras, ocultan de un lado, la cultura y dominación patriarcal y el verdadero planteamiento para acabar con ellas y, de otro, los acuciantes problemas que tiene el pueblo trabajador vasco en general y la clase obrera en particular.
Y si a esta chica el pelotazo le hubiera golpeado en la sien en vez de en la mandíbula (cuestión de muy pocos centímetros) ¿qué hubiera pasado? Que tendríamos otro asesinato por “una actuación proporcionada”. Y nos preguntamos, teniendo las fiestas de Bilbao en ciernes, ¿qué hubiera hecho la clase política oficial y sistémica? Y sobre todo ¿Qué hubiéramos hecho otros y otras? Teniendo tan cerca el llamado G-7, ¿y si ocurre?
Tenemos derecho a opinar, a movilizarnos, a defender nuestras ideas, en pocas palabras, tenemos derecho a defendernos y tenemos derecho a luchar. Los que no estamos alineados con la filosofía del capital y la burguesía no tenemos derecho a dejar pasar situaciones como ésta.
Mencionamos esta situación en concreto por su clara visualización y, con la intención de sacudir nuestras conciencias y nuestras contradicciones. Para terminar, una doble consigna de ayer y de hoy: ¡que se vayan! ¡disolución cuerpos represivos!