Por primera vez el general salvadoreño Juan Rafael Bustillo ha reconocido que el batallón Atlácatl, una fuerza de élite entrenada por Estados Unidos, fue el responsable de la masacre de El Mozote, perpetrada en 1981, en la que fueron asesinados 985 campesinos desarmados.
La matanza El Mozote está considerada no solo el mayor acto de violencia contra población civil cometida por funcionarios del Estado durante la Guerra Civil de El Salvador, sino también la peor masacre del Hemisferio Occidental en los tiempos modernos.
La mayoría de las personas torturadas y asesinadas por las fuerzas apoyadas por Estados Unidos eran mujeres y niños.
La admisión tuvo lugar cuando el Departamento de Estado estadounidense impidió el ingreso a Estados Unidos a trece exoficiales del ejército salvadoreño acusados de organizar la ejecución extrajudicial de seis sacerdotes jesuitas, su empleada doméstica y la hija de esta en 1989.
Al igual que la masacre de El Mozote, el asesinato de los sacerdotes jesuitas fue llevado a cabo por soldados entrenados por Estados Unidos.
El batallón Atlácatl fue adiestrado por la CIA en la Escuela de las Américas.
El 10 de diciembre de 1981, unidades del batallón Atlácatl del ejército salvadoreño llegaron a El Mozote en busca de insurgentes del FMLN. El Mozote era una pequeña población rural con cerca de veinticinco casas situadas alrededor de una plaza.
A su llegada, los soldados ordenaron a los vecinos que salieran de sus casas y formaran en la plaza. Allí les pidieron información sobre las actividades de la guerrilla y luego les ordenaron que volvieran a sus casas y permanecieran encerrados hasta el día siguiente, advirtiendo que dispararían contra cualquier persona que saliera. Los soldados permanecieron en el aldea durante toda la noche.
A la madrugada del día siguiente, los soldados volvieron a reunir a la población entera en la plaza. Separaron a los hombres y ancianos de las mujeres y de los niños, y los encerraron en grupos separados: en la iglesia al primer grupo y en una casa al segundo. Durante toda la mañana procedieron a interrogar mediante torturas a los pobladores. Cada hombre, mujer y niño, al terminar la sesión de tortura, era ejecutado.