Pero el tiempo apremia, el gobierno sirio se impacienta y repite cada día que la guerra no terminará hasta que Idlib sea liberada.
Hasta ahora los acuerdos tripartitos entre Rusia, Irán y Turquía tenían por objeto, precisamente, impedir un asalto militar a la madriguera, lo cual se presenta ante los micrófonos como una preocupación humanitaria, evitar las muertes de civiles y la devastación.
Lo cierto es que en Idlib no solo hay feroces yihadistas con barbas sino representantes de muchos intereses diplomáticos que no pueden salir a la luz (de momento). Por ello, el tripartito optó por la desescalada y la creación de una zona desmilitarizada.
El plan era que, una vez establecido un cordón sanitario, Turquía hiciera de mediador, dado su ascediente sobre algunos de los grupos yihadistas, a los que debía buscar “una salida” que evitara su ejecución, o su captura seguida de la consiguiente “confesión” pública delante de las cámaras.
Progresivamente, el ejército turco debía sustituir a los yihadistas y, una vez “pacificada” la provincia, entregarla a los sirios.
Turquía falló, Al-Qaeda (Hayat Tahrir Al-Cham) se ha apoderado de la provincia casi por completo y no obedece las órdenes que le llegan de la inteligencia militar turca.
El 14 de febrero se celebró otra cumbre del tripartito en Sochi que cambia los planes y pondrá en marcha un plan “paso a paso”. En el primero quienes actuarán en Idlib serán Rusia y Turquía por medio de patrullas conjuntas. En el segundo, Turquía se retirará para dar entrada a Siria en la provincia. En el tercero y último, el ejército sirio se hará cargo de la situación, aunque podra pedir refuerzo a las tropas rusas, si fuera necesario.
En Sochi todos hablaron de sus muchas preocupaciones humanitarias, sobre todo rusos y turcos. Erdogan dijo que quiere que el gobierno sirio respete la tregua. “No queremos que se produzcan nuevas crisis humanitarias, nuevos desastres en Idlib o en cualquier otro lugar de Siria”.
Pero tomen nota: mientras en Sochi hablaban Putin, Rohani y Erdogan, en Varsovia se celebraba otra cumbre fantasmagórica sobre Oriente Medio en el que nadie invitó a Irán porque se trataba precisamente de estrechar el dogal contra la República Islámica por parte de los de siempre: Estados Unidos, Israel, Arabia saudí, Jordania, Kuwait, Marruecos, Omán…