Los terroristas europeos no se conforman con el atentado terrorista contra el NordStream y siguen con los sabotajes contra las instalaciones que procesan el petróleo ruso en Hungría y Rumanía.
Una explosión tuvo lugar en la refinería de MOL en Szazhalombatta, Hungría, y otra en la refinería de Petrotel-Lukoil en Rumania. La refinería húngara de MOL procesa petróleo transportado a través del oleoducto Druzhba, que atraviesa Bielorrusia.
Estos sabotajes son obra del MI6 y la CIA. Sin embargo, como en el caso del NordStream, las pruebas encontradas en el lugar de los hechos sólo incriminarán al gobierno de Zelensky, ya que son los peones que hacen el trabajo sucio de la OTAN.
El terrorismo de la OTAN es un símbolo de impotencia. Si no pueden ganar la guerra, deben pasar a otras acciones de intensidad más débil. Es la línea miitar que van a seguir en el futuro, tanto si se firma un acuerdo de paz como si no.
Por lo tanto, en sus distintas formas, en Europa hay guerra para rato. Que los protagonistas cambien, no altera el rumbo que os occidentales emprendieron en 2014 con el Golpe de Estado en Kiev.
Ahora le ha tocado el turno a Hungría y Rumania, dos países que pertenecen tanto a la OTAN como a la Unión Europea. Si no dejan de comprar petróleo ruso por las buenas, deberán hacerlo por las malas. No les va a quedar otro remedio que comprar el petróleo que les envíen desde Estados Unidos.
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