Los dos mayores sindicatos de Grecia, ADEDY del sector público y GSEE del privado, convocaron la huelga contra los recortes previstos en el tercer rescate acordado entre el gobierno de Tsipras y los acreedores, y en particular, contra la reforma del sistema de pensiones que contempla recortes en las prestaciones y subidas de las cotizaciones.
Como suele ser habitual en Grecia, el paro ha tenido mayor respaldo en el sector público que en el privado. Los hospitales y centros de salud funcionaron con servicios mínimos durante todo el día. Los barcos han estado amarrados y numerosos vuelos nacionales han sido cancelados.
Dimitris Karayeorgópulos, portavoz de GSEE, ha asegurado que la participación en el sector privado ha sido «tan masiva como hace tres semanas». Los representantes de ambos sindicatos han avanzado que contemplan la convocatoria de nuevas huelgas generales.
Los medios de comunicación se sumaron a la huelga el miércoles para poder informar de los acontecimientos de la jornada. Durante 24 horas no hubo informativos en las televisiones y radios, los periódicos digitales no actualizaron sus informaciones y la prensa escrita no preparó la edición que debía publicarse este día.
Los periodistas exigen que su caja de pensiones continúe siendo independiente y no se incluya dentro de una caja unificada. Además, quieren que se mantenga la tasa del 20 por ciento que se impone a la publicidad en los medios y se aplique también a los digitales.
Tsipras ha retrasado la votación de la ley sobre pensiones hasta inicio del próximo año para ganar tiempo.
«Los pensionistas son el sustento total de muchas familias y si no fuese por ellos algunos ya se habrían tirado desde un séptimo piso», afirma a Efe Mijalis, que era técnico de aviones de una aerolínea griega y ya está jubilado. «Ningún gobierno ha aportado ni un dracma a las pensiones suplementarias, los fondos de la pensión suplementaria los han aportado los trabajadores y los patronos», recalca Mijalis.
Melina, una empleada de la principal compañía telefónica del país, defiende que «cualquiera que sea el gobierno tiene que entender que estas medidas no son sostenibles».
Una manifestación recorrió el centro de Atenas, desde la céntrica
plaza de Klathmonos hasta la de Syntagma, sede del Parlamento. Según
estimaciones de la policía, en la marcha participaron unas 15.000
personas.
En
la manifestación también participó el nuevo partido Unidad Popular, que
nació de la escisión de Syriza en septiembre por su oposición a la
firma del tercer rescate. «Este gobierno no tiene futuro. Ha empezado la cuenta atrás. No les puede salvar ni (el centrista) Levendis ni un gobierno de concertación nacional que defienda el rescate», ha dicho su secretario general, Panayotis Lafazanis.
Durante el recorrido se produjeron enfrentamientos
entre los antidisturbios y grupos de manifestantes que lanzaron cócteles
molotov, a lo que los policías respondieron con bombas aturdidoras.
Algo raro tuvo que pasarle a este hombre para cambiar tanto de la noche a la mañana.¿Alguna amenaza a el o a su familia? Las medidas impuestas son inaceptables.
Los caminos (y tentáculos) del capitalismo internacional son inescrutables.
Nadie está a salvo.