La policía local informó que unas 700.000 personas participaron en las manifestaciones en Barcelona, y miles más estuvieron presentes en diversas protestas a lo largo de la mañana.
Las principales calles de Barcelona aparecieron bloqueadas por las manifestaciones. Al grito de «¡Fuera las fuerzas de ocupación!» y «Las calles serán siempre nuestras!», las manifestaciones han acabado en la Delegación del Gobierno en Cataluña y las sedes del Partido Popular y Ciudadanos en la región.
«Cataluña, antifascista», fue otra de la consignas que lanzó la multitud, en tono combativo, delante de la policía nacional, que se hallaba retirada en una segunda línea, protegidos por los Mossos d’Esquadra, que desde la pasada noche custodian el lugar, que estaba rodeado por una protesta.
Lo que se convocó antes del referéndum como una protesta en favor de la independencia se ha convertido en una batalla contra la represión de la Policía y la Guardia Civil el domingo.
Los piquetes cortaron 57 carreteras en toda Catalunya, incluida la A-2, que comunica con Madrid, creando colas kilométricas.
Los paros han afectado al sector público, donde se ha registrado un alto seguimiento; el transporte, con muchas de las estaciones de metro en Barcelona cerradas y otros servicios ensenciales.
La consejera de Trabajo, Dolors Bassa, asegura que hubo “un seguimiento muy masivo”. Prácticamente todas las escuelas cerraron ante la falta de alumnos, el 75 por ciento de los trabajadores de la sanidad pública no ha ido a trabajar según Salud, los puertos de Barcelona y Tarragona pararon.
Unos 200 guardias civiles enviados en refuerzo a Catalunya tuvieron que abandonar el hotel donde se alojaban tras un tensa concentración nocturna frente al establecimiento, donde los manifestantes les lanzaron insultos y botellas.