Se cumplen 80 años del bombardeo de Barcelona por los fascistas que mató a más de 1.000 personas

Al inicio de la guerra civil, julio de 1936, los efectivos navales y aéreos de los fascistas eran notoriamente inferiores a los republicanos. Franco pidió ayuda militar a Alemania e Italia, que se la prestaron.

Durante la guerra los fascistas italianos realizaron más de 135.000 horas de vuelo, llevando a cabo 5.318 operaciones de bombardeo en el que fueron lanzadas cerca de 11.500 toneladas de bombas. Gran parte de las operaciones se llevaron a cabo desde Mallorca, que al caer en manos fascistas, se convirtió en una base privilegiada para atacar la costa mediterránea.

La base de la Aviación Legionaria italiana en las Baleares fue creada a mediados de noviembre de 1936. Gozó de gran autonomía durante todo el conflicto y desde febrero de 1937 al 25 de enero de 1939 dirigió el bombardeo de Barcelona y de las principales ciudades catalanas.

Entre las 22.08 horas del día 16 de marzo de 1938 y las 15.07 horas del día 18, los aviones fascistas realizaron 13 raids, con intervalos aproximados de tres horas. El ataque afectó al área central de Barcelona: la izquierda del Eixample, Poble Sec y el entorno de plaza Catalunya.

Fue la primera vez en la historia que una ciudad de más de un millón de habitantes era sometida a un bombardeo continuo, sistemático y regular. La táctica italiana creó el pánico en los barceloneses, que ya no distinguían si las sirenas anunciaban el fin de un ataque o el inicio del siguiente.

El ataque por saturación desarticuló los sistemas de alarma, paralizó la ciudad y provocó la huida temporal de millares de personas de sus domicilios. Los bombardeos de marzo de 1938, al igual que el de Gernika en abril de 1937, fueron demostraciones notorias de que los fascistas había convertido a la población civil en un banco de pruebas para la guerra.

44 toneladas de bombas arrojaron los Savoia S81 y S79, los más eficaces bombarderos de los que disponía en aquel momento la aviación italiana. Con una capacidad de ataque muy similar a los Heinkel 111 de la legión Cóndor alemana. Cada Savoia S79 tenía una tripulación de cinco hombres y una capacidad para transportar 1,2 toneladas de bombas. Además, llevaban incorporados otra novedad: cámaras fotográficas de alta calidad con las que retrataban sistemáticamente todas sus misiones. Gracias a esta innovación, desde hace pocas décadas tenemos impresionantes testimonios gráficos de los bombardeos sobre Barcelona.

El suceso más impactante fue la bomba que impactó alrededor de las dos de la tarde del día 17 sobre un camión militar, con 23 militares a bordo, que transportaba ocho toneladas de trilita desde las canteras de Montjuïc hasta la Inspección general de Ingenieros de La Sagrera. La explosión del camión cerca de la confluencia de la Gran Vía con la rambla de Catalunya fue tremenda. La colosal columna de humo, de 250 metros, sorprendió a los mismos aviadores italianos. Incluso días después, la prensa internacional especuló que era una superbomba experimental que alguien bautizó ingeniosamente como “de aire liquido”.

La cifra exacta de fallecidos es desconocida. Tras los ataques, la Generalitat la cifró en 872, de los que 118 eran niños. Pero los estudios actuales la elevan a cerca del millar, sumando los que fallecieron en las semanas siguientes a consecuencia de las heridas recibidas. Algunos autores señalan que la existencia de 1.365 refugios antiaéreos, la gran mayoría construidos por los vecinos –sólo 24 eran municipales- evitó muchas más víctimas.

El bombardeo de Barcelona fue ordenado por Benito Mussolini al general Giuseppe Valle, viceministro de la Aviación Militar italiana, quién a su vez trasladó la orden al general de brigada Vicenzo Velardi, jefe de la Aviación Legionaria. La orden fue transmitida, la noche del 16 de marzo, mediante un telegrama que decía literalmente “Iniciar desde esta noche una acción violenta sobre Barcelona con martilleo espaciado”. Esta última expresión “martellamento diluido nel tempo” denomina con exactitud la innovadora táctica empleada por los italianos.

A partir de enero de 1938, tras la victoria de los fascistas en la batalla de Teruel y la imparable ofensiva de Aragón que acercaba la guerra a las fronteras catalanas, la Aviación Legionaria intensificó los bombardeos sobre Catalunya. El objetivo principal de los bombardeos de marzo, más allá de industrias, fábricas, instalaciones militares y edificios oficiales, fue el amedrentar a la población y sembrar el caos. El bombardeo de los barrios centrales de la ciudad, densamente poblados, provocó que la mayoría de las víctimas fueran civiles.

Gernika y Barcelona inauguraron una trágica lista que continuaron Coventry, Londres, Dresde, Hamburgo, Hiroshima, Nagasaki, Vietnam. Es un nuevo estilo, típicamente fascista e imperialista, de hacer la guerra.

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