El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha reiterado que trabajan estrechamente con Turquía en Siria, y agregó que todas las actividades se discuten y coordinan con ambos países antes de llevarse a cabo.
El ejército turco no puede expandirse hacia la orilla oriental del río Éufrates sin el visto bueno de Rusia o Estados Unidos. No puede permitirse los enormes costos humanos y materiales de entrar en Siria.
En caso de ataque turco, los kurdos llevarían a cabo una resistencia total que buscaría implicar en el combate contra los turcos al ejército sirio, así como atentados suicidas por toda la península de Anatolia.
Por su parte, Erdogan no quiere provocar a los rusos o los iraníes en Siria debido a los vínculos políticos, económicos y militares con ambos países. No puede poner en peligro esas relaciones.
Lo más probable es que Erdogan busque asegurar el norte de Siria a través de acuerdos con los rusos y los iraníes, e indirectamente con el gobierno sirio, para impedir la influencia kurda, y en especial el establecimiento de cualquier entidad autónoma kurda. Otros objetivos de Erdogan son el facilitar el retorno de los refugiados sirios a Siria y la implicación de empresas turcas en la reconstrucción de Siria, aunque para lograrlo deberá establecer buenas relaciones con Damasco.
El gobierno de Bashar Al-Assad ya ha salido beneficiado de la situación actual al lograr obtener el control de las ciudades de Al-Almireh y Manbij de manos de los kurdos y la aproximación de las Fuerzas Democráticas Sirias a Damasco con el fin de buscar protección frente a una posible intervención turca.
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