Los misiles Iskander son la pesadilla de la OTAN y tuvieron oportunidad de volver a demostrarlo de la manera más grotesca que cabe imaginar: en unas maniobras.
Antes de cargarlo en un camión, unos reclutas rusos pusieron el misil de tal manera que pudiera ser detectado por un satélite espía de la OTAN, obligándole a descubrirse. Fue el cazador cazado.
Los misiles Iskander son los mejores de corto alcance. Pueden cargar ojivas nucleares y están diseñados para atravesar el escudo antimisiles de la OTAN.
Además de Kaliningrado, también están desplegados en la base de Jmeimim, en Siria. Sin embargo, no hay noticias de que se hayan instalado en Crimea. De cualquier manera, desde el Báltico hasta Oriente Medio, la estrategia defensiva rusa es una sucesión de “nudos estratégicos” en forma de barrera para controlar todos los registros del entorno radioeléctrico.
Teniendo en cuenta que su radio de acción es de 500 kilómetros y la superioridad aérea rusa, el despliegue en Oriente Medio adquiere un carácter estratégico, ya que puede controlar la práctica totalidad del espacio aéreo sirio más los países adyacentes, total (Israel, Jordania) o parcialmente (Turquía).
Es pura ironía clásica que los rusos hayan bautizado a su misil como Iskander, el patronímico árabe de Alejandro, sinónimo de vigor y de protección.