La primera fase de la retirada afectará a la aviación, ingenieros y técnicos. Sobre el terreno sólo quedará el contingente imprescindible para asegurar la protección de la bases militares de Tartus y Hameim, así como los consejeros y las unidades de policía militar. También quedarán los sistemas de defensa antiaérea que aseguran la protección de las bases.
El Ministerio ruso de Defensa ha asegurado que el ejército regular controla un 95 por ciento del territorio y el ataque final a las posiciones yihadistas no necesita un apoyo exterior de tal magnitud.
Las únicas zonas bajo control yihadista son el valle del río Éufrates, el territorio fronterizo con Irak, un territorio cercano a la ciudad de Akerbat y varias pequeñas agrupaciones aisladas cerca de Idlib y otras provincias.
En dos años de guerra la aviación rusa ha aniquilado 948 campos de entrenamiento, 666 fábricas de municiones y 1.500 piezas de equipo militar en opoder de los yihadistas. La transición hacia la paz ha conducido a que 1,12 millones de personas hayan vuelto a sus hogares, de los que 660.000 lo han hecho este año, según del ministro Shoigu.
El lunes comenzó en Astana la séptima ronda de conversaciones en la que se está debatiendo el intercambio de prisioneros entre las partes y el desminado del subsuelo. Las delegaciones están presididas por enviados rusos, turcos e iraníes. También asisten como observadores representantes de la ONU, de Estados Unidos y de Jordania.
En Sochi, una localidad rusa junto al Mar Negro, está prevista otra reunión del gobierno sirio con representantes de la oposición para introducir reformas en el sistema político de gobierno.
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