Los sistemas radioelectrónicos que Rusia tiene previsto instalar en Siria permitirán a su ejército controlar los movimientos de los aviones enemigos a distancias significativas, dijo a los medios de comunicación rusos Vladimir Mijeiev, asesor del subdirector de la empresa rusa “Tecnología Radio Electrónica”.
Este despliegue no tendría ningún sentido si el derribo del Il-20 hubiera sido provocado por la defensa antiaérea siria y no por cazas de la OTAN.
El nuevo dispositivo se integrará en un único sistema de control y permitirá conocer no sólo quién está ya en la región, sino también cuándo un avión se está moviendo en la pista de aterrizaje de un aeródromo en Israel, Arabia saudí o Europa.
Tan pronto como el sistema radioelectrónico mejorado identifique una aeronave, le asignará un número como objetivo, la seguirá y propondrá diferentes opciones: su persecución o neutralización por medios de guerra electrónica o, si la situación lo requiere, su destrucción.
Para evitar en el futuro agresiones similares a la padecida por el Il-20, los cazas rusos estarán equipados con complejos especiales capaces de producir una cortina que convierte en “invisibles” a los aviones frente a los misiles enemigos a escala óptica, infrarroja y radioelectrónica.
El periódico ruso Izvestia ha afirmado que los primeros dispositivos de guerra electrónica fueron entregados el lunes 24 de septiembre a la base aérea de Hmeymim en Siria en aviones Il-76.
La transferencia de armas de guerra electrónica tiene por objeto eliminar la navegación por satélite, los radares de a bordo y los sistemas de comunicación de la aviación militar. Estos complejos podrán crear una cúpula radioelectrónica impenetrable en un radio de varios cientos de kilómetros sobre Siria y el territorio adyacente del Mar Mediterráneo.
Si eso no es una zona de exclusión aérea “de facto”, es lo más parecido a ella.