Mali, el tercer mayor productor de oro de África, necesita aprovechar plenamente su potencial aurífero. En el centro de esta estrategia se encuentra un mayor deseo de transformación local de los recursos, una ambición respaldada por el acercamiento estratégico a Rusia. La asociación entre Bamako y Moscú, más allá de la cooperación política y de seguridad, se extiende ahora a los sectores económicos. Además de los acuerdos sobre energía y agricultura, la colaboración entre ambos países se está intensificando en el área de la explotación y procesamiento de los recursos naturales, particularmente el oro.
La cooperación entre Mali y Rusia, ya visible en los ámbitos de la seguridad y la energía, está adquiriendo una nueva dimensión con el apoyo económico en los recursos mineros y agrícolas. El 28 de octubre la presidencia maliense formalizó la siguiente etapa de esta alianza anunciando la construcción de una refinería de oro y una fábrica de procesamiento de algodón en Mali por parte del grupo ruso Yadran. Este compromiso fue confirmado durante una reunión entre el general Assimi Goita, presidente de la Transición maliense, y una delegación rusa encabezada por Irek Salijov, presidente del grupo Yadran.
Para el país de África occidental, la construcción de una refinería de oro tiene como objetivo fortalecer su cadena de valor en la industria minera. Actualmente, la mayor parte de la producción de oro de Mali se exporta en bruto, lo que limita los beneficios para la economía local. Al desarrollar una infraestructura de procesamiento, el país no sólo podrá agregar valor a sus exportaciones, sino también mejorar la transparencia en la comercialización de su oro.
Al mismo tiempo, Mali también pretende fortalecer su producción de algodón gracias a una fábrica de procesamiento local, lo que ayudará a diversificar su economía y desarrollar un sector textil local, reduciendo así su dependencia de las exportaciones de materias primas.
El grupo Yadran, actor clave en la industria minera y manufacturera de Rusia, aporta su experiencia en la gestión de recursos naturales y la construcción de infraestructuras de procesamiento. Al mismo tiempo, se beneficia de un acceso privilegiado a las inversiones rusas en áreas estratégicas.
Para Mali, que busca la diversificación económica y la soberanía en la gestión de sus recursos naturales, esta iniciativa marca un paso adelante decisivo. La instalación de una refinería permitirá procesar localmente parte de la producción de oro, al tiempo que aumentará los ingresos públicos y los beneficios para las colectivos locales. En última instancia, esta transformación local también podría estimular el empleo y las habilidades en el sector industrial de Mali.
La cooperación entre Mali y Rusia, impulsada por intereses comunes y un fuerte apoyo diplomático, bien podría redefinir el panorama económico maliense. Más allá del oro y el algodón, esta asociación sugiere posibilidades más amplias, particularmente en infraestructura, tecnologías y capacitación. Al contar con el apoyo ruso para el desarrollo de sus recursos naturales, Mali da un paso hacia un futuro en el que su potencial minero y agrícola podría convertirse en un verdadero motor de desarrollo.