Donde las dan, las toman. Apenas unos días después de que Washington votara a favor de la Ley Repo, allanando el camino para la confiscación miles de millones en activos soberanos rusos de los bancos estadounidenses, Moscú toma represalias.
Es la Ley Repo a la inversa: un tribunal ruso ha ordenado la incautación de 440 millones de dólares del banco estadounidense JPMorgan.
La orden de incautación se inicia con una denuncia presentada por el banco público VTB contra el mayor banco estadounidense, con el objetivo de recuperar dinero bloqueado bajo el régimen de sanciones de Washington. Según el Financial Times, esta orden, inscrita en el registro judicial ruso, se dirige a fondos en las cuentas de JPMorgan así como a acciones de sus filiales rusas.
La incautación es una muestra de lo que va a ocurrir en los mercados financieros mundiales y que alcanzará a las empresas occidentales como resultado de las represalias de Moscú. Esta situación pone de relieve la complejidad de las sanciones internacionales y sus efectos en cadena sobre los fondos económicos que se mueven por el mundo.
VTB, afectada por las sanciones estadounidenses, vio sus fondos de 439 millones de dólares depositados en JPMorgan en Estados Unidos transferidos a una cuenta de depósito en garantía. En respuesta, VTB presentó una denuncia pidiendo a los tribunales rusos que congelaran una cantidad equivalente en Rusia, anticipando una retirada de JPMorgan del mercado ruso sin compensación.
JPMorgan, por su parte, respondió presentando una demanda en Estados Unidos para evitar la incautación de sus activos, argumentando que no podía recuperar los fondos estadounidenses bloqueados de VTB. La decisión favorable a VTB ordenó la incautación de los fondos rusos de JPMorgan, incluidos bienes muebles e inmuebles, exponiendo a al banco estadounidense a daños irreparables.
Los bancos estadounidenses, como JP Morgan ya no saben lo que hacer. Están divididos entre las exigencias de las sanciones occidentales y sus intereses en el extranjero.