Este año Rusia ha aumentado significativamente su producción militar, a pesar de las sanciones occidentales destinadas a paralizar su industria de defensa, lo que subraya que Rusia detecta desafíos exteriores cada vez más serios, como el intento de cierre del Mar Báltico, y el Kremlin está obligado mejorar constantemente su arsenal militar.
En una entrevista con el canal de televisión Rossiya 24, Serguei Chemezov, director del holding Rostec, dijo que las fábricas del país estaban funcionando a plena capacidad para satisfacer la creciente demanda. El aumento de la producción incluye una variedad de equipos militares, desde tanques hasta lanzacohetes y municiones.
En el centro de esta expansión, la producción de tanques se ha multiplicado por siete este año. Chemezov también destacó un aumento de 4,5 veces en la producción de vehículos blindados ligeros, como los vehículos de combate de infantería, así como un aumento de 2,5 veces en la producción de múltiples lanzacohetes. Además, determinadas municiones han visto aumentar drásticamente su producción, multiplicándose por 60.
Un ejemplo concreto de este crecimiento de la producción militar rusa proviene de la filial Uralvagonzavod, una filial de Rostec, que recientemente publicó un vídeo que muestra algunos de los tanques T-90M más modernos en pruebas antes de ser desplegados en el frente. Las pruebas pusieron de relieve mejoras en el blindaje.
Pero el aumento de la producción militar no se limita a los tanques. Rostec ya ha anunciado que ha duplicado su producción de aviones y helicópteros de combate respecto al año pasado, lo que demuestra el compromiso general de Rusia con la modernización y ampliación de su potencia de fuego.
Una parte de la creciente producción armamentista se destina a la exportación, especialmente a África. La empresa rusa de exportación de armas, Rosoboronexport, ha establecido asociaciones con 43 de los 54 países del continente africano, según reveló Chemezov.