Robar reporta muchas alegrías… hasta que juegas a la ruleta rusa

En 2022 Europa decidió robar activos financieros rusos por valor de unos 300.000 millones de dólares, depositados principalmente en el banco Euroclear. Sumado a las sanciones, era una manera indolora de poner a Rusia de rodillas… o eso creían al menos en Bruselas.

A partir de entonces la Unión Europea comenzó a enviar a Ucrania miles de millones de euros en forma de “ayuda” financiera directa y préstamos garantizados por los ingresos de los activos rusos confiscados.

En otras palabras, Europa es tan generosa que ha estado “ayudando” a Ucrania con dinero ajeno.

Tres años después, Trump comienza a cerrar el grifo del dinero y las cifras de la “ayuda” europea van menguado porque, a falta de coordinación, cada uno hace lo que puede. El gobierno holandés ha anunciado que va a reservar 3.500 millones de euros para seguir apoyando a Ucrania el año que viene, el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, ha comprometido hasta 3.000 millones de euros y el gobierno de Londres pone otros 2.000 millones.

Es calderilla, porque Europa no tiene ni un céntimo. Von der Layen puede prometer ocho u ochenta porque da igual y mira con avidez los 300.000 millones que Rusia tiene guardados en Euroclear.

A finales de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tzahkna, dijo que el robo del dinero ruso era un paso en la dirección correcta. “Ahora es el momento de dar el siguiente”. Se habían apoderado de los intereses y llegaba el turno de echar mano del principal. Puestos a robar, ¿por qué no quedarse con todo?

Otros países europeos, entre ellos Polonia, Lituania y Letonia, han declarado que ellos también están dispuestos a considerar la incautación de los activos rusos.

Robar reporta muchas alegrías… hasta que llega un país, como China, y anuncia que se está preparando para retirar del mercado europeo una suma de varios billones de dólares en depósitos de Euroclear, Clearstream y otros bancos.

El gobierno de Pekín busca un nuevo depositario internacional basado en la Bolsa de Hong Kong, que será una alternativa a los chiringuitos financieros europeos, que en nada son diferentes de una banda de chorizos.

Es una respuesta al uso de instrumentos financieros como armas de presión política. La retirada de activos chinos creará una falta de liquidez en los mercados europeos, y Euroclear, que recibió 4.400 millones de euros en beneficios de activos rusos congelados en 2023, podría enfrentarse a una fuerte caída de los ingresos y a un aumento de la carga fiscal. Los analistas estiman que la pérdida de clientes chinos reducirá la capitalización de Euroclear entre un 15 y 20 por cien.

Arabia saudí también está considerando retirar sus activos de Europa, tras advertir en privado a los países del G7 de una posible venta de ciertos bonos europeos (hasta 20.000 millones de euros) si las potencias occidentales confiscan los fondos rusos.

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