De esto hace tiempo, pero no parece que hayan pasado los años viendo lo que vemos hoy, esto es, una nación ocupada por mercenarios con uniforme. Ya lo decía el general decimonónico Espartero (que era «liberal», por cierto): «A Barcelona hay que bombardearla cada treinta años».
Catalunya desconectada de España se puede entender; al revés, no. O sí, pero resulta pelín inimaginable. Y ello por un «efecto dominó»: cae una pieza y le siguen otras hasta desaparecer «España», como desapareció Yugoslavia, sólo que ésta desde el exterior -la OTAN- y el Estado español desde el interior.
Se juega mucho el fascio español. De ahí que hayan mandado tanta fuerza de ocupación. Como si aquello fuera Cuba. O las Filipinas. O el Rif. Y es que España, como tal concepto, nunca existió. Lo que sí existió es la noción de «Imperio» (español, por supuesto), esto es, algo anterior a la revolución burguesa que, en España, todavía se discute si la hubo o no (nosotros creemos que sí, pero muy sui géneris).
Y es que «España y yo somos ansí, señora», que decía un seudodramaturgo franquista (Eduardo Marquina) chuleando, galleando. Sólo saben de vencedores y vencidos (ya se ha visto en el País vasco). ¿Habrá referéndum? (escribimos estas pocas líneas el viernes, 29)? No lo creemos (ojalá lo hubiera), pero, lo haya o no, nada será ya igual.
Salut i força al canut.
Bona nit.