Renault abandonó Rusia en 2022 y tendrá que enfrentarse a una dura situación económica si quiere volver. El monopolio francés vendió su participación del 68 por cien en Avtovaz y Lada por un rublo simbólico en NAMI (Central Automobile and Engine Research and Engine Research and Development Institute), que es un instituto de investigación ruso especializado en la industria automotriz.
Según el presidente del grupo Avtovaz, Maxim Sokolov, tendrá que compensar las inversiones realizadas en su ausencia, estimada en unos 1.100 millones de euros.
Antes de su retirada, Renault inyectaba entre 200 y 220 millones de euros al año para modernizar la producción de Avtovaz. Pero desde su marcha, la empresa rusa ha aumentado significativamente sus inversiones: 275 millones de euros en 2023, casi 400 millones de euros en 2024 y este año las previsiones son de 450 millones de euros, al menos.
Las cantidades comprometidas por Avtovaz superan ahora con creces las inversiones anuales medias realizadas por Renault antes de su retirada.
Sokolov advierte que si Renault planea regresar a Rusia, la factura será elevada. El precio de entrada no será igual al precio de salida, subrayó. La marca francesa no podrá recuperar sus activos sin tener en cuenta las inversiones realizadas por Avtovaz para continuar su desarrollo.
Renault cedió sus instalaciones rusas en 2022 para cumplir las sanciones económicas contra Rusia. Sus acciones en Avtovaz fueron transferidas al Instituto NAMI, bajo la supervisión del Ministerio de Industria y Comercio de Rusia, mientras que su fábrica en Moscú pasó bajo control municipal.
Si Renault quiere volver no solo tendrá que negociar con el gobierno ruso, sino pagar el coste de las inversiones realizadas durante su ausencia. Una ecuación compleja que podría ralentizar su regreso al mercado ruso.