Solemos escuchar desde hace muchos años, que el inquilino de la Casa Blanca (en referencia al presidente de los EEUU) es el hombre más poderoso del mundo. Es totalmente falso.
Los EEUU, han venido desarrollando una política de dominación mundial desde hace aproximadamente un siglo y medio; y ello obligó a sus sucesivos gobiernos a desarrollar una serie de políticas para implementar ese fin.
Es así como el propio gobierno norteamericano en su cosmovisión imperial y de saqueo del mundo entero, se fue muniendo de un ejército, una armada, y una fuerza aérea poderosos, que en la práctica significan un poder en si mismos, al margen de la autoridad administrativa de las instituciones constitucionales.
Junto a esos elementos de poder ha ido creciendo en forma constante, una serie de servicios de información tales como la CIA, la DIA (Agencia Central de Inteligencia y Agencia de Inteligencia de la Defensa), además de otras agencias del gobierno federal como la DEA (Agencia Antidroga).
Fue el presidente Dwhigt Eisenhower, quien acuño la expresión «complejo militar industrial», para referirse a la industria de guerra de los EEUU, que es una de las más activas del mundo, ya que provee a los ejércitos propios, a los de la OTAN en buena medida, además de a otros paises del mundo que no pertenecen a esa organización. Este complejo militar industrial es en realidad otro poder en si mismo.
A todo esto hay que añadir las instituciones de crédito como el FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial, y los diversos tratados firmados por los gobiernos de los EEUU donde se maneja dinero como el NAFTA (Unión Aduanera con Méjico y Canadá), para poder ver las dimensiones colosales que adquiere el imperio y el poder casi divino de su emperador.
En estas fechas hemos podido ver en forma nítida especialmente desde enero de este año 2017, y a raíz de la toma de posesión de Donald Trump como nuevo emperador, como el poder real en los EEUU está no solo fragmentado, sino que existen en realidad verdaderos contrapoderes que ponen en cuestión la autoridad del emperador. Estamos asistiendo nada más y nada menos, que a los estertores de ese imperio todopoderoso. La política del gobierno de Trump frente a una Rusia cada vez más poderosa, que se ha impuesto a uno de los mayores órdagos del imperio en Medio Oriente y ha derrotado en el campo de batalla al mismo y a sus lacayos, es sintomática.
Estos acontecimientos recientes han puesto en evidencia lo que en realidad pasa dentro del imperio. Sus intereses y su poder son imposibles de abarcar por una persona o por un grupo de personas. El poder real está en manos de las grandes corporaciones, del complejo militar industrial y de las instituciones mundiales como el FMI o el Banco Mundial.
Y esto nos lleva a pensar que el poder real está en pocas manos y que, por lo tanto, solo basta con arrancar de esas pocas manos todo su poder. Lo veremos. Lo prometo.