Uno de esos descerebrados se llama Joo Won-Moon, un estudiante de 21 años de la Universidad de Nueva York que fue liberado el 5 de octubre de este año después de cumplir cinco meses de cárcel en Corea del norte.
El joven es de origen surcoreano, aunque reside permanentemente en Estados Unidos. Interrumpió sus estudios durante un semestre para viajar. En el transcurso de su periplo se le ocurrió la gracia de entrar ilegalmente en Corea del norte desde China, después de franquear una valla de alambre de espinos.
Interrogado por la CNN en mayo, cuando estaba preso, explicó que su acción no fue improvisada, sino plenamente deliberada: “Quería que me detuvieran”, explicó. En la entrevista el estudiante no demostró tener muchas luces en la cabeza:
“Pensé que entrando ilegalmente en la República Popular Democrática de Corea tendría lugar un gran acontecimiento y que con un poco de suerte eso tendría efectos positivos sobre las relaciones entre Corea del norte y Corea del sur”.
Joo Won-Moon no es el único ciudadano estadounidense que lo ha intentado.. En abril del año pasado Matthew Miller también entró ilegalmente en Corea del norte a través de China como turista. Dijo que era un pirata informático y que su objetivo era que la Marina de Estados Unidos abandonara de Corea del sur.
Le capturaron por dejar que su visado de tres días caducara y, aunque pidió asilo político, le detuvieron. Según la agencia de prensa coreana KCNA, tuvo la estúpida idea de vivir la vida de un preso para ser testigo de la situación de los derechos humanos dentro de las cárceles coreanas.
Fue condenado a seis años del cárcel, durante los cuales creía que podría aprovechar para discutir con los norcoreanos de una manera que el turismo convencional no permite. Pero tuvo mala suerte: le liberaron a los ocho meses.
En 2009 otro estadounidense, Robert Park, también se hizo detener al atravesar el río Tumen, entre China y Corea del norte, gritando “¡Corea y Estados Unidos os aman!” mientras rompía un retrato de Kim Jong-Il, que entonces era el Presidente del país.
Ls detuvieron y pasó 43 días en las mazmorras de Pyongyang, tras declarar a la agencia Reuters que no quería que Obama intercediera. Tras su detención, dijo que le habían violado y torturado.
Tras salir de la cárcel, Joo Won-Moon viajó a Corea del sur, donde le pueden volver a meter en la cárcel por viajar a Corea del norte sin permiso del gobierno, pero es muy posible que eso no lo cuente la prensa.
En una entrevista con “Daily Beast”, Robert Ascherman, estudiante de la Universidad de Nueva York reconoce que se siente aliviado y, al mismo tiempo, enojado: “Estoy contento por haber sido liberado pero creo que es una vergüenza que haya estaadoo detenido tanto tiempo. Seis meses de cárcel simplemente por habeer atravesado una frontera es absurdo y eso ha sido una experiencia difícil”.
Además de tonto, este estudiante es idiota. No sabe que su país estuvo en guerra con Corea del norte y que, como aún no se ha firmado un acuerdo de paz entre ambos países, él es un enemigo.
La Corea del Norte debe disparar primero a estos idiotas y preguntar después.