El Presidente argelino Bouteflika |
El caso “Puerto de Argel” lo prepararon tres coroneles del DRS para apoderarse de un negocio de 12 millones de euros y se calcula entre 4.000 y 6.000 el número de funcionarios públicos y dirigentes de empresas propiedad del Estado que fueron víctimas de juicios orquestados por el DRS para expulsarles de sus cargos con informes falsos. Algunas fuentes enumeran a 40.000 víctimas.
Algunos pasaron muchos años en la cárcel en prisión “preventiva”, otros fueron condenados a penas de cárcel, más de uno acabó loco, desde luego, y otro falleció entre rejas.
Los represaliados esperan resultar rehabilitados en un juicio que promete ser histórico porque ha puesto de manifiesto hasta qué punto la inteligencia militar manipulaba a los tribunales argelinos y los pocos escrúpulos de los jueces para admitir todo tipo de ilegalidades.
Después de años de guerra judicial, el Tribunal Supremo argelino ha reconocido que no había pruebas para reprochar nada a las víctimas de las depuraciones y el máximo dirigente del FLN, Amar Saadani, ha prometido rehabilitar a todos los represaliados.
En Argel se habla de “prueba de resistencia” para el Presidente Bouteflika: tras destituir al general Toufik, ¿será capaz de llevar hasta el final las depuraciones?
El nuevo dirigente del DRS, el general Tartag, ¿colaborará con los tribunales para inculpar al antiguo coronel Lahlou, llamado “Sofiane”, y demás oficiales implicados en el encarcelamiento de personas inocentes?, ¿qué será del magistrado pelele Belkacem Zoghmati que llevó a la cárcel a tantas personas inocentes?
La periodista Louise Dimitrakis, de Mondafrique, concluye con el siguiente pronóstico: “Las rivalidades entre los clanes que se reparten el poder en Argelia abren algunas brechas en el aparato del Estado, pero para cerrarlas inmediatamente”(*).