Según la agencia Reuters, a pesar de la segunda jornada de bombardeos, el avance de las milicias rebeldes hacia el sureste de Yemen prosigue. Ayer capturaron el puerto de Shaqra, a 100 kilómetros al este de Adén, lo que les permite dominar casi toda la costa sur del país.
Junto a los hutis combaten tropas leales a Alí Abdallah Saleh, el presidente depuesto hace dos años. También se han unido grupos sunitas conformes con la línea antimperialista de los hutis.
Un portvoz oficial del ministerio ruso de Asuntos Exteriores ha pedido el cese total de la intervención extranjera sobre Yemen. Además, Rusia ha enviado buques de guerra al estrecho de Bab-el-Mandeb
Para proteger a la población civil de los bombardeos aéreos, Rusia estaría dispuesta a proporcionar misiles de última generación capaces de imponer una zona de exclusión aérea en una buena parte del país.
A pesar de las informaciones saudíes sobre la destrucción de las baterías antiaéreas yemeníes, ayer los hutis lograron derribar dos cazas, según informó la cadena Al-Mayadeen, lo cual debería ser preocupante para la aviación saudí, que no puede permitirse el lujo de perder dos aviones en cada salida, no tanto por el elevado cvoste de los aparatos, sino porque no siempre lo pilotos van a poder abandonar la nave antes de su destrucción.
Al tiempo que prosigue el avance militar, los chiítas están movilizando a miles de personas en las calles, especialmente en la capital Sanáa, donde los ataques aéreos saudíes suponen una continuación de los recientes atentados terroristas cometidos por los fundamentalistas contra mezquitas chiíes, que causaron 137 muertos.
Según la revista Fortune, el precio del petróleo ha subido un 8 por ciento en dos días como consecuencia del ataque a Yemen.