Mohammed Bin Salman |
Bin Salman no concreta quiénes son sus aliados, pero es más que evidente porque no han cambiado desde la fundación de reino saudí: Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
El príncipe no descubre ninguna novedad que no supiéramos: durante la Guerra Fría, Riad impulsó el wahabismo para impedir que la Unión Soviética influyera en el mundo musulmán o, en otras palabras para que el mundo musulmán siguiera sometido al imperialismo y frenar la descolonización.
El wahabismo es un producto de encargo. Tiene más que ver con la política internacional que con la ideología o la religión. “Las raíces de la inversión saudí en escuelas y mezquitas se remontan a la Guerra Fría, cuando los aliados saudíes exigieron sus recursos para impedir que la Unión Soviética ganara influencia en los países musulmanes”, admite el príncipe.
En cuanto a la financiación del wahabismo, destaca que “gran parte de ella procede de instituciones privadas con sede en el Reino, no del gobierno”, como si una cosa y la otra no fueran lo mismo en un Estado feudal como Arabia saudí.