Nkurunziza, Presidente de Burundi |
Cuantitativamente los imperialistas son una parte insignificante de la población mundial, pero cualitativamente, por su fuerza y su poder, son la parte más importante.
Es algo que sólo ocurre en las grandes potencias. A un gobierno africano no se le ocurre jamás hablar en nombre de la “comunidad internacional”. Ningún país africano tiene sus intereses repartidos por todo el mundo, a diferencia de las grandes metrópolis.
A base de repetirlo, nos hemos acostumbrado a ese lenguaje. Escuchamos a Obama con naturalidad hablar con la “comunidad internacional” pero esas mismas expresiones nos sorprenderían en boca del Presidente de Burundi. Incluso nos ofenderían y más que un periodista pondría el grito en el cielo: ¡qué atrevimiento!
En un mundo capitalista es lógico que las sociedades no funcionen como una asamblea de personas sino como una empresa por acciones. Quienes votan no son las personas sino las acciones; lo que cuentan no son las personas sino los intereses.
Nadie ha elegido a los imperialistas para que hablen de la manera en que lo hacen, y mucho menos para que pretendan que sus propios intereses no son tales, es decir, no son intereses mezquinos y criminales, sino humanitarios y altruistas.
Incluso es hasta normal y lógico que en la medida en que todas las sociedades humanas se van perfilando al estilo de la sociedad de Estados Unidos, sea la Casa Blanca quien hable en nombre de la humanidad.
Podemos salir a la calle a preguntar a la gente que nos rodea si alguna vez han comido cuscús. Lo más probable es que ni siquiera conozcan lo que es el cuscús. Sin embargo, saben lo que es una hamburguesa, una pizza o un perrito caliente.
Lo mismo ocurre con cualquier expresión cultural, como el cine. Todos los espectadores del mundo han visto muchas películas sobre la guerra de Vietnam, pero ninguna elaborada en Vietnam.
Una vez que el mundo se ha convertido en estadounidense, le tratan como trata la policía a los estadounidenses, sobre todo si son negros.
Si la policía en Estados Unidos mata sus propios ciudadanos sin contemplaciones, ¿qué puede esperar el resto del mundo, que ni siquiera tienen la ciudadanía?
La lógica policial es exactamente la de los portavoces de la Casa Blanca. La policía mata a una persona a tiros para beneficio de todos los demás. El que importa no es el muerto sino el vivo.
Lo mismo ocurre en el mundo: lo que importa no es Siria sino la “comunidad internacional”, que somos todos los demás, es decir, que nos convierten en cómplices de casi 300.000 muertes.
La “comunidad internacional” somos todos y cada uno de nosotros. Todo lo hacen por nuestro bien. Es como los partidos españoles institucionalizados: siempre ponen a “España” por delante de sus propios intereses. “España” son ellos.
A pesar de que sobrevivimos en una sociedad capitalista, no encontramos más que altruismo por todas partes. Todos trabajan y se sacrifican por nosotros. Todo lo hacen por nosotros.
¿De qué nos quejamos? En los sesenta los negros se quejaban por sus derechos civiles; ahora se quejan porque los matan. Algunos siempre encuentran alguna excusa para quejarse. Nunca están satisfechos.
Muy bueno.