Pero a lo que voy (antes de que me tilden de «homófobo», como si fuera un cura trabucaire y ultramontano). Dan noticias de pueblos cuyos alcaldes han retirado la bandera del «arco iris», símbolo gay, como muestra de la España «negra» y antimoderna que no bebe los tiempos modernos que corren y sin ver en Madrid el non plus ultra de la modernez «rrrrrevolucionaria», con muchas erres, como decía el liberal pequeñoburgués Manuel Azaña. Esta es la mía, aquí me luzco y me rejuvenezco enarbolando la bandera de la emancipación de la clase obrera, que para algo soy -fuí, pues ahora está en el PsoE- comunista, debió pensar esta abogada otrora laboralista.
Y si me ponen asotanados preconciliares con soflamas cavernícolas, pues miel sobre hojuelas, fácil me lo ponen. Y, en efecto, se despacha a gusto. Lo que no dice, y nunca dirá, o bien porque no le da el coco, o por mala conciencia, o, sencillamente, porque se espera de ella que diga algo que regale los oídos del espectáculotariado, es que fue precisamente «gracias» a la venta de unos principios ideológicos (abandonados hacía mucho, por otra parte) a la oligarquía fascista por un plato de lentejas (la legalización del PCE), esto es, olvidar la Ruptura democrática y abrazar la Reforma, que testimonios como esos, de los que fingen escandalizarse, que se dan esas manifestaciones troglodíticas y cavernarias, con y sin sotana. En otras palabras, gracias a su colaboración en embellecer el rostro podrido del fascismo.
«¿Cómo es posible que se puedan oír estas cosas en ‘democracia’?», se pregunta ante la cara embelesada de Ferreras. Pues gracias a usted, señora, entre otros vendidos y traidores al proletariado (aquí ahora toca decir que el proletariado no existe, que lo que hay son «clases medias», como decían los tecnócratas en el tardofranquismo, usaremos este término sociológico burgués).
Buenas tardes.
La burguesía sigue dando mucho relieve a contradicciones secundarias como: campo-ciudad, población autóctona-inmigrantes, homosexuales-heterosexuales, separatistas-unionistas, etc. De esta manera procuran descentrar a la población de la contradicción burguesía-proletariado, que es mucho más importante. De esta manera consiguen que la identidad del obrero se construya en torno a su sexualidad, su nacionalidad, su equipo de fútbol, etc, aunque lo más importante sea su clase social: esto es un intento de alienación.
Al final la burguesía a transformado algo que empezó como una lucha en una verbena y un objeto de consumo, como ocurrió ya con la navidad. Quedan atrás los tiempos en los que reprimían la homosexualidad y premiaban a las familias numerosas, debe ser en parte a que los burgueses prefieren ahora recurrir a la inmigración para surtirse de mano de obra, les sobra población y también a la tradicional sumisión de la burguesía española a los estándares que les vienen impuestos desde la burguesía de los USA.
Lo ha "clavao" usted,señor.
B.