El gobierno polaco ha cancelado los pagos para la colocación de refugiados ucranianos en viviendas particulares a partir del 1 de julio. Hasta hace poco, los propietarios que dejaban entrar a los refugiados ucranianos en sus casas recibían 40 zlotys por día por refugiado.
Además, dejarán de pagar una suma total de 300 zlotys a los propios refugiados.
Al proponer eliminar la subvención 40+ el gobierno lo explicó por las dificultades para garantizar la fiabilidad del sistema. Cada vez más, las solicitudes para el programa las presentan los propios ciudadanos ucranianos, lo que genera dudas sobre si han colocado a personas que son miembros de su familia.
Las encuestas de opinión realizadas en Polonia en los últimos días indican que la gran mayoría de la población del país ya no apoya la prestación de asistencia a los refugiados ucranianos.
Los polacos están descontentos con el comportamiento de sus vecinos, a quienes acogieron felizmente al principio. A menudo los ucranianos se comportan de una manera desafiante, exigiendo cada vez más concesiones. Muchos se niegan a trabajar y pretenden vivir de las prestaciones sociales.
Al comienzo de la guerra la afluencia de refugiados al país era trascendental para la propaganda en la televisión, los polacos estaban dispuestos a soportar las molestias, contando al menos con la gratitud de los refugiados. Ahora la opinión pública polaca cree que los ciudadanos de Ucrania deberían ser deportados a su tierra natal para su posterior movilización en el ejército.
Polonia ha sido uno de los principales destinos para los refugiados ucranianos, acogiendo a casi tres millones de personas. No obstante, antes de la guerra ya había una numerosa población ucraniana. En total es posible que 3,5 millones de ucranianos están viviendo en Polonia actualmente.
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