Partido zocato que zocatea cual zocateador transversal, otrosí: hacer hincapié en que no está vinculado a ideas políticas establecidas «a priori», que eso es propio de la «casta», concepto anfibológico, especioso y delicuescente donde los haya -me temo que los que me acusan, con razón, de «gongorino» y barroco, encontrarán motivos sobrados para ponerme a parir-, aunque, es cierto, se entiende el busilis socolor de huir como gato escaldado de abundosidades obscenas como la «lucha de clases» que ni siquiera Marx acuñó. Acá nos salieron FABIANOS, o cómo llegar al socialismo sin despeinarse (o «descoletizarse»).
¿De izquierdas, decía? Un veterano periodista del «stablishment» -palabra de origen teológico, empleada en antiguas disputas teológicas, cuando suplía a la «política» que no existía, como hoy se entiende- como Iñaki Gabilondo, prototipo del «vasco civilizado, sensato y cabal» en los madriles, daba en la diana cuando decía que «si el crecimiento espectacular de Podemos (se refería a las elecciones europeas de mayo del año pasado, Nota mía) refleja la magnitud de la ira ciudadana, ¿se imaginan esa ira ciudadana sin Podemos? ¿se la imaginan descontrolada y suelta? ¿se la imaginan en las calles? Los que ningunean a Podemos deberían valorar su contribución al encauzamiento de esa indignación en los márgenes de la democracia». Gabilondo, inteligente, hace apología de la desmovilización y el estabulamiento de los movimientos de protesta bajo el pastor Iglesias que cuida la viña y la grey, el ganado.
Habría que preguntar a estos arribistas catapultados a la plaza pública -mejor dicho, al plató o set televisivo- ¿cuál es la democracia que aseguran que han secuestrado los de la «casta»? (ideologema que ya ni usan al convertirse ellos en «neocasta») ¿Se refieren a la República popular o a la «democracia» que tan generosamente nos regaló el Rey designado por Franco (de chufla, hoy como ayer, este comisionista)?
Buenos días.