Yanqui de olfato canino,
cachorro de tu embajada,
que ya suelto, ya en manada,
ladras en nuestro camino:
no conseguirás ladino
llenarnos de sombra el día,
y ante la inútil porfía,
de aquí marcharás al cabo,
sin dientes, collar ni rabo,
ni chapa de policía.
Nicolás Guillén