Macron quiere limpiar los barrios de París de aquellos que ensucian el paisaje. La villa olímpica se construye en las afueras del barrio de Seine-Saint-Denis porque es donde vive la población más miserable.
Seine-Saint-Denis tiene 1,6 millones de habitantes. Una parte importante está formada por gitanos, okupas e inmigrantes sin papeles y sin vivienda. El gobierno puede hacer lo que quiera con las infraviviendas, chabolas y edificios en ruinas: demoler, limpiar el terreno y construir nuevas instalaciones para la infraestructura olímpica.
Según una ley aprobada en julio, las personas que ocupan ilegalmente un edificio pueden ser castigadas con una multa o incluso con prisión. Ahora el ayuntamiento de París acelera la aplicación de la ley.
Al mismo tiempo, el número de camas en los albergues para mendigos está disminuyendo: ha caído un 10 por cien en un año porque ahora alquilan las camas a los turistas. Los sin techo ni siquiera podrán encontrar un lugar donde abrigarse, aunque sea temporalmente.
Las viviendas ocupadas no son simplemente edificios insalubres donde viven dos o tres familias. Se trata de locales enormes, a veces industriales. Los inmigrantes de Sudán y Chad han encontrado allí un refugio. A veces los talleres desvencijados se utilizan como campamentos de gitanos. Hace poco el gobierno cerró una antigua fábrica de cemento donde vivían más de 400 africanos y un aparcamiento para gitanos con 700 plazas. Estaba demasiado cerca del estadio olímpico.
La teniente de alcalde de París, Lea Filoche, admite que hay cada vez más personas sin hogar en las calles, incluidos menores. Nadie sabe qué hacer con ellos. La concejal es partidaria de realojarlos en locales no utilizados, pero ya están viviendo allí y la policía los desaloja.
Nadie ofrece apartamentos sociales. Francia tiene otras prioridades en estos momentos, como ayudar a Ucrania. Por eso ha aprobado una nueva ley, otra más, contra los emigrantes. El país galo ya no es tierra de asilo ni de refugio.
Cuando terminen los Juegos Olímpicos, los turistas se irán y las personas sin hogar regresarán a la ciudad. Podrían haber vuelto a sus infraviviendas, pero lo único que les queda es la calle.
Eso hicieron en Sevilla cuando la Expo 92.